
ESPECIAL
Las redes sociales han creado términos para definir dinámicas negativas en las relaciones modernas; como el ghosting, orbiting, lovebombing, entre otros.
Hace unos días en plataformas como TikTok, surgió un nuevo término que “advierte” cómo la apariencia de una persona puede garantizar una determinada actitud dentro de una futura relación.
¿Qué es el Shrekking y en qué consiste?
Inspirándose en la famosa saga de películas animadas Shrek; este concepto se utiliza de forma irónica para definir la acción de salir con alguien que no cumple con los estándares tradicionales de belleza. La idea de dicho concepto es que esta persona, al no sentirse deseada romántica o físicamente por la mayoría de personas y al fin ser “elegida”, se sentirá afortunada de salir con alguien y por ende tratará mejor a su pareja y valorará más la relación.
¿El Shrekking tiene consecuencias?
La autora del libro Breakup Bootcamp: The Science of Rewiring Your Heart, Amy Chan describe esta dinámica como “salir con un ogro sin recibir trato de princesa”. El problema en esto es que muchas personas ponen en segundo plano la atracción y esperan que crezca con el paso del tiempo, creyendo erróneamente que salir con alguien “menos atractivo” garantizará un mejor trato. Pero esto no siempre sucede y puede llevar a vivencias frustrantes o incluso hirientes.
Además de que varios testimonios en redes sociales de personas que aplicaron esta práctica, concluyen que estar en una relación así puede convertir lo que debería ser una experiencia romántica en algo forzado, poco auténtico y carente de una compatibilidad real. Y en el peor de los casos, la persona considerada “menos atractiva” puede llegar a tratar a su pareja como si ella fuera la “fea” de la relación; intentando rebajarla por sus inseguridades, necesidad de control o falta de respeto motivada por razones egoístas.
¿Qué hacer ante esto?
Lo más sano es dejar de predecir el comportamiento de una persona solo por su aspecto y dejar de forzar un vínculo con tal de “no estar solo”. Lo ideal es conectar de forma genuina tanto física como emocionalmente, sin necesidad de rebajar estándares personales.