
¿Qué puede pasar si te metes a una alberca y te acabas de hacer un tatuaje?
Cada vez más personas eligen hacerse un tatuaje, siendo el verano la estación favorita para estrenarlo. ¿Por qué? Simple: durante esta época es más fácil lucirlo en cualquier momento.
Sin embargo, cuidado. Ir a la playa o a la piscina después de tatuarte, incluso si el diseño es pequeño, puede poner en riesgo tu salud. A continuación, te contamos los principales peligros y las precauciones esenciales que debes tener en cuenta.
Por qué evitar la playa o piscina tras un tatuaje reciente
El verano es la temporada en la que la fiebre por los tatuajes alcanza su punto máximo. Aunque es el momento ideal para lucirlos, muchos desconocen los riesgos de exponer una piel recién tatuada al sol, la arena y el agua de playas o piscinas. Y no, cubrir la zona con un simple apósito no es suficiente.
Si bien tatuarse en verano tiene la ventaja de poder mostrar el diseño con más frecuencia, esto no justifica descuidar el cuidado esencial que requiere una piel tatuada. Meterse al agua o tomar el sol con un tatuaje reciente puede tener graves consecuencias. A continuación, te explicamos por qué deberías evitar estas prácticas y los peligros que implican.
Riesgos de no proteger un tatuaje recién hecho
- Los tatuajes recién hechos suelen estar desprotegidos, lo que aumenta el riesgo de roces e infecciones bacterianas.
- Durante las primeras semanas, la piel está especialmente vulnerable, lo que la hace más propensa a infecciones.
- Es común experimentar irritación, hinchazón y enrojecimiento en la zona tatuada.
- Si el tatuaje es de color, la exposición directa al sol puede dañarlo. En particular, los tonos rojos son los más sensibles y pueden provocar lesiones en la piel debido a los componentes de la tinta.
- El contacto con cloro en piscinas o sal marina en playas puede causar heridas o retrasar la cicatrización.
- Proteger y cuidar un tatuaje recién hecho es esencial para evitar complicaciones y mantener su calidad a largo plazo.