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Recuerdos de una vida olvidable

Relanzamiento

MANUEL RIVERA

A propósito de un hecho reciente, maquillo unas letras que mal escribí hace tres años para que salgan de nuevo a pasear:

Uno de los rasgos de las personas maduras, es decir, aquellas a quienes los golpes de la vida redujeron la velocidad de la lengua para no rebasar la de su pensamiento, lo muestra su habilidad para sonreír ante aquello que a otras hace gritar.

Buen ejemplo para ilustrar lo anterior lo da "el relanzamiento" del PAN, que lo mismo muestra la fuerza de la esperanza del optimista que en plena agonía cree que la medicina que siempre ha tomado lo aliviará, que da paso a la incertidumbre acerca de un futuro donde un solo conductor tome el rumbo que quiera, bueno o malo, sin escuchar ninguna opinión contraria a sus intereses u ocurrencias.

Recuerdo las juntas del equipo asesor de un aspirante a la gubernatura de Durango, en las que un claridoso integrante nos ubicaba continuamente en la realidad: "No somos los mejores, pero somos lo que hay".

Evoco luego las reuniones en el cuarto de guerra de un candidato a la presidencia municipal de Zacatecas, donde mientras alguien argumentaba que la debilidad de la oposición daba al equipo ventaja, otra advertía que esto era una amenaza.

"Atenerse a las limitaciones del contrario para triunfar, es renunciar a la motivación de ser mejores y, por lo tanto, equivale a dejar abierta la puerta para ser desplazados en el futuro cercano por quienes hagan de la competencia factor de superación", palabras más, palabras menos señaló uno de los consejeros, por supuesto sin quitar el sueño al grupo que celebraba las limitaciones de los contrarios.

Finalmente, saco de mi memoria el día en el que un grupo de ejecutivos celebraba el aniversario de su empresa, convocando a los medios de comunicación masiva para cenar y conversar.

-¿Me pasan los mariscos y esas galletitas?- les pidió una reportera con la que compartían la mesa, quien hizo así una pausa en su conversación sobre las múltiples ocupaciones que tuvo durante el día y lo exigente que era su labor.

-Se nota que tu trabajo es un apostolado-dijo irónico un ejecutivo, sin que aparentemente ella percibiera el tono de estas palabras.

-Sí, deveras, señor, esta tarea es muy sacrificada… ¿Me acerca ese postre y sirve un poco más de vinito?

En el camino de las agendas e interpretaciones paralelas, quizá la mejor alternativa es optar por la realidad al gusto, en la que todo o nada puede existir.

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