En respuesta al grave problema de fugas que afectan hasta el 40 por ciento del suministro de agua potable en algunos municipios de la región, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y los gobiernos locales de Torreón, Gómez Palacio, Lerdo y Mapimí pondrán en marcha un programa de reposición de tuberías mediante esquemas de inversión conjunta.
El proyecto será impulsado a través del Programa de Agua Potable, Drenaje y Tratamiento (Proagua), que contempla aportaciones compartidas: entre 40 y 50% del costo correrá a cargo del gobierno federal, dependiendo del tipo de obra, y el resto será cubierto por los municipios. Esta coordinación interinstitucional busca revertir décadas de rezago en mantenimiento y eficiencia operativa en los sistemas hidráulicos locales.
Gabriel Riestra Beltrán, director del Organismo de Cuencas Centrales del Norte de Conagua, explicó que esta estrategia busca mejorar la eficiencia técnica y financiera de los sistemas locales, y que uno de sus ejes será la instalación de sistemas de medición para detectar con precisión el volumen entregado y las zonas con mayores pérdidas.
“Lo que no tengamos medido, la gente no lo aprecia. Necesitamos saber cuánta agua entregamos y dónde se pierde”, puntualizó el funcionario.
Esta información permitirá diseñar una estrategia más eficaz para renovar las tuberías y mejorar la infraestructura hidráulica de manera focalizada.
Actualmente, se estima que hasta un 40 % del agua potable en algunos municipios de la región se pierde por fugas no detectadas o no atendidas a tiempo, lo que impacta negativamente no solo en la calidad del servicio, sino también en los ingresos de los organismos operadores. Con datos más precisos, se pretende focalizar las obras donde más se necesitan, optimizando recursos y acortando los plazos de intervención.
Además, Riestra Beltrán señaló que se está solicitando que todos los componentes del programa Agua Saludable para La Laguna se integren sistemáticamente al Proagua, con el fin de maximizar su efectividad y alcance en los municipios involucrados.
Para los municipios, esta iniciativa representa una oportunidad clave para modernizar la gestión del agua, mejorar la calidad del servicio y reducir las pérdidas físicas que han minado la confianza ciudadana. Se espera que al contar con redes más eficientes, se reduzca el número de fugas, se eviten daños colaterales en el pavimento urbano y se fortalezcan las finanzas públicas a través de un mayor aprovechamiento del recurso facturable.
La región de La Laguna enfrenta desafíos crecientes derivados del crecimiento urbano, la sobreexplotación de los mantos acuíferos y el estrés hídrico por cambio climático. Por ello, estas acciones no solo abordan un problema técnico, sino que sientan las bases para una gestión hídrica más sostenible, centrada en el uso responsable del agua y la corresponsabilidad entre niveles de gobierno.