El gran Joaquín Sabina afirma que “Lo peor del amor cuando termina… es cuando al punto final de los finales, no le siguen dos puntos suspensivos”, y con el permiso del genio de Jaén, España, he de decir que esto mismo aplica en la manera en que terminó la aventura de 2025 para los Algodoneros del Unión Laguna. Cuando narré el cuadrangular de Willie Calhoun sobre Thomas McIllraith, a dos outs de conseguir una épica remontada luego de que los Guindas perdieran los 3 primeros juegos de la serie y posteriormente ganaran los siguientes 3, simplemente no podía creer que ese pudiera ser el final del camino, y cuando cayó el último out en un fly de Albert Lara, no pude evitar pensar en que hacían demasiada falta esos dos puntos suspensivos.
Desde 1993, el Estadio de la Revolución no había recibido un Juego 7 de una serie de playoffs, una espera prolongada, que terminó con un desenlace muy doloroso para los aficionados laguneros que vivieron a tope ese duelo definitivo. Antes de que se cantara el “Playball”, ya las banderas guindas y blancas ondeaban en el graderío del estadio, pero incluso desde la mañana de ese viernes, la expectación estaba al cien por ciento, con el beisbol como tema central en la charla en los cafés, en la oficina, en el transporte público, en las redes sociales.
Cuando toda la temporada está en riesgo en un solo juego, como fue el caso para Algodoneros y Charros, el nerviosismo está a flor de piel, y aumenta conforme se acerca la novena entrada, mientras la pizarra no esté demasiado abierta. Esos juegos definitivos tienen sus toques de dramatismo, de película, pero así como son emocionantes, también pueden ser dolorosos, como al final lo fueron para los Guindas; un compañero cronista, al finalizar el juego, me decía: “con este final, hubiera preferido que nos eliminaran en cuatro juegos”, visión con la que no coincido, pues creo firmemente que un equipo que representa a La Laguna debe pelear hasta el final, hasta el último out, tal y como sucedió, un final así representa orgullo, pero claro que no por eso deja de doler la manera en que el equipo quedó eliminado.
El momento grande del juego le llegó a Jonathan Schoop, en la séptima entrada, con la casa llena y Laguna adelante por pizarra de 4 carreras a 2, ante Sasagi Sánchez, simplemente no pudo Jonathan, en apenas 4 lanzamientos se ponchó y perdió la oportunidad de “matar” a los Charros, que aprovecharon ese último soplo de vida para definir el encuentro, de la manera que ya conocemos. El curazoleño sufrió enormidades para pegar imparables a lo largo de los playoffs, sobre todo al tener corredores en posición de anotar, situación en la que bateó apenas un hit en 19 oportunidades, mientras que en 5 ocasiones encontró la casa llena y no pudo pegar imparable en ninguna de ellas.
No ha sido la productividad esperada por parte de Schoop y Didi Gregorius durante los dos playoffs que han disputado con el Unión Laguna, cuando son dos de los peloteros que por su status de exGrandes Ligas, generan más expectativas para los aficionados y para los directivos. No será un “offseason” tranquilo para la oficina Guinda, que seguramente estará trabajando desde ya, en la toma de decisiones importantes rumbo a la campaña 2026, porque aunque los Algodoneros ya se han convertido en protagonistas frecuentes en los playoffs (cinco consecutivos), requieren dar ese paso adicional para encontrar la trascendencia, misión que la organización abraza, desde lo más alto, con su presidente, Guillermo Murra Marroquín.
Encontrar “culpables” es el deporte preferido de quienes pretenden “analizar” sin muchos argumentos lo sucedido durante la temporada, pero lo cierto es que son diversos factores los que se combinan para arrojar el resultado que al final conocemos. “Reestructuración” parece ser hoy la palabra clave en la oficina Guinda, y no se trata de “correr” a este y a aquel, sino de organizar las piezas para llegar al resultado buscado; el “cómo”, es el plan que deberán trazar en el corto plazo.
Que tengan excelente fin de semana, y recuerden disfrutar la vida, hasta que caiga el out 27
