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Sexualidad

Sexy, sonoro y revolucionario. La música como lenguaje del erotismo

Desde mediados del siglo pasado, la música popular moderna ha estado fuertemente ligada con la sensualidad. En cada década, distintos géneros han dado luz a canciones icónicas que despiertan el deseo pasional.

El glam rock irrumpió con su mezcla de fuerza y teatralidad con exponentes como David Bowie, quien jugaba con la 
androginia y el misterio, desafiando las normas de género y haciendo de la ambigüedad una forma de erotismo.

El glam rock irrumpió con su mezcla de fuerza y teatralidad con exponentes como David Bowie, quien jugaba con la androginia y el misterio, desafiando las normas de género y haciendo de la ambigüedad una forma de erotismo.

SILVIA MACÍAS

Desde hace décadas, la sensualidad y la música caminan de la mano, creando un fuerte vínculo que ha marcado generaciones. Aunque existen géneros y estilos que apelan a otros valores, el componente erótico es un eje central en diversas corrientes musicales. Lo sexy no sólo es una herramienta de expresión artística, sino también un poderoso recurso de mercadotecnia y, en muchos casos, un detonante de censura y escándalos.

Desde los primeros movimientos de cadera que desafiaron la moral conservadora hasta el dembow que hoy en día no teme ser descaradamente sensual, la música ha funcionado como un auténtico soundtrack de seducción, amplificando el deseo y desdibujando los límites entre el arte y la provocación.

Elvis Presley se convirtió en el primer gran símbolo 
sexual de la música popular moderna. Imagen: Wikimedia.
Elvis Presley se convirtió en el primer gran símbolo sexual de la música popular moderna. Imagen: Wikimedia.

ELVIS Y EL DESPERTAR DEL DESEO JUVENIL

En la década de los cincuenta, un joven de Tupelo, Mississippi, revolucionó la escena musical con su voz profunda y un carisma electrizante, pero lo que realmente escandalizó a la sociedad fue su manera de moverse. Con su primer álbum, Heartbreak Hotel (1956), Elvis Presley se convirtió en un ídolo juvenil y en el primer gran símbolo sexual de la música popular moderna.

Su éxito en televisión generó grandes audiencias y ganancias, pero también críticas por parte de sectores conservadores que veían su estilo como una “perversión sexual” debido a su icónico movimiento de cadera, ganándose el apodo de Elvis Pelvis. Su baile en programas como The Ed Sullivan Show generó controversia a tal punto que las cámaras lo censuraron, encuadrando sólo de la cintura hacia arriba para evitar que corrompiera a la juventud.

El rock & roll era ya de por sí una expresión cargada de energía, pero Elvis encarnó la primera gran oleada de deseo masivo en la cultura pop.

“Like a Virgin”, de Madonna, desafiaba los límites de la provocación en la pantalla chica.
“Like a Virgin”, de Madonna, desafiaba los límites de la provocación en la pantalla chica.

DEL FUNK AL GLAM: EXPLOSIÓN DEL EROTISMO

Durante los años setenta, la sensualidad en la música dejó de ser una insinuación sutil para convertirse en un elemento central de la industria. Desde la trinchera del funk, James Brown construyó su estilo en torno a gésticas sudorosas y movimientos de cadera tan provocadores como los de Elvis, pero con una actitud mucho más agresiva y directa, regalando al mundo el gran himno inmortal de la historia del funk y de la sonoridad sexy: “Get Up (I Feel Like Being A) Sex Machine”.

Paralelamente, el glam rock irrumpió con su mezcla de fuerza y teatralidad con exponentes como David Bowie, quien jugaba con la androginia y el misterio, desafiando las normas de género y haciendo de la ambigüedad una forma de erotismo. Por ejemplo, en el sencillo “John I’m Only Dancing” aborda temas de fluidez sexual y ha sido interpretada como un himno bisexual. Bowie, siendo él mismo y también a través de su alter ego Ziggy Stardust, se movía entre el deseo y el arte, creando un personaje que seducía sin esfuerzo.

¿CREES QUE SOY SEXY? LIBERACIÓN Y MÚSICA DISCO

La música disco consolidó la sensualidad a través de la figura de Donna Summer. En temas como “Love to Love You Baby” no sólo evocaba el placer, sino que lo dramatizaba a través de la simulación de gemidos, bajos envolventes y una cadencia diseñada para el contacto físico al momento de bailarla.

Por su parte, Barry White se convirtió en una de las figuras más icónicas de esta era gracias a su característica voz. Con su estilo único, que combinaba el soul, el funk y la música disco en canciones como “Can’t Get Enough of Your Love, Babe” y “You’re the First, the Last, My Everything”, White transformó el amor y la sensualidad en una experiencia hipnótica donde cada pieza musical era una declaración sonora de seducción.

Cerca del terreno del rock, pero sin soltar el groove, sonaba “Da Ya Think I’m Sexy?”, la canción de Rod Stewart que llevó el erotismo a la pista de baile con un sonido pegajoso que combinaba rock y disco, convirtiéndose en un tema seductor que permea en el imaginario colectivo hasta nuestros días.

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POP, EXCESO Y DESEO EN MTV

La sensualidad en la música pop alcanzó su punto álgido en la década de los ochenta. Con la llegada del canal televisivo MTV, la imagen se convirtió en un componente esencial de la música. “Like a Virgin”, de Madonna, desafiaba los límites de la provocación en la pantalla chica. Mientras tanto, Prince lanzaba el álbum Purple Rain, detrás del cual se encontraba “la verdad sobre la sexualidad humana, la vida espiritual, las relaciones y la inclusión de todas las razas”, según mencionó Matt Fink, miembro de la banda The Revolution, con la que Prince lanzó ese disco, en una entrevista con EFE.

Sin lugar a dudas, “Careless Whisper” de George Michael puede considerarse una oda a la sensualidad, donde el solo de saxofón, interpretado por Steve Gregory, invita a la seducción, en tanto la lírica revela un juego de arrepentimiento y deseo.

ROCK ALTERNATIVO: REDEFINIR LO SEXY

A finales de los noventa y principios de los dos mil, lo sexy en la música dio un giro con bandas de rock alternativo como Deftones, que lograron transmitir deseo a través de sonidos más sombríos y atmosféricos. “Digital Bath” y “Change (In the House of Flies)”, con guitarras densas y la voz hipnótica de Chino Moreno, forman un equilibrio perfecto entre la seducción y la desesperación. Por su parte, Beth Gibbons, vocalista de Portishead, se ha posicionado como una de las grandes referentes de la sensualidad musical. Es imperativo hacer mención al álbum Dummy (1994), donde canciones como “Roads” o “Glory Box” se caracterizan por su tono seductoramente sombrío, mezclando trip-hop y electrónica atmosférica.

Artistas como Ely Guerra, particularmente en su álbum Sweet & Sour, Hot & Spicy (2004), demuestran que lo sexy no necesita ser explícito para ser poderoso. Con su voz suave pero cargada de intensidad, la intérprete alcanza un nivel más introspectivo, mezclando pop alternativo con tintes de folk y rock.

“La sensualidad es algo implícito que tenemos todos, que se manifiesta de diferentes maneras y que es alimentada por la capacidad de imaginar y fantasear”, mencionó Ely Guerra en una entrevista para La Jornada en 2004.

Karol G. Imagen: El Universal/ Diego Simón Sánchez.
Karol G. Imagen: El Universal/ Diego Simón Sánchez.

EL “PERREO”

En la actualidad, el género que domina la escena sexy en la música popular es, sin duda, el reguetón. Su ritmo, basado en el dembow, está diseñado para el baile y la expresión corporal explícita. Desde los primeros exponentes como Tego Calderón hasta figuras más recientes como Bad Bunny o Karol G, el género ha hecho de la sexualidad un elemento fundamental, lo que le ha valido críticas

Las letras, los videoclips y la estética visual refuerzan la idea de que la música no sólo se escucha, sino que se siente y se baila con una carga erótica evidente. Sin embargo, en los últimos años el género ha sido resignificado desde un discurso de empoderamiento, especialmente por mujeres y disidencias que han reivindicado el derecho a expresarse libremente a través del cuerpo y el baile

“Hay que unir esa fuerza política que tiene el reguetón en el cuerpo de las mujeres, que es el movimiento de las caderas, la alegría. Ese poder de las mujeres de movilizarlo todo y de hacerlo junto a otras, como un colectivo y también por sí mismas. No necesariamente para otro”, afirma Andrea Ocampo, editora, escritora y DJ de reguetón chilena.

Así como el erotismo, la música no se conforma con lo establecido: provoca, sugiere, conecta y transforma. Su poder va más allá de lo auditivo; es una experiencia física, emocional y colectiva que sigue rompiendo las barreras de nuestra percepción y nuestra libertad.

@nosoysylvana / @rokkersmx

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