Esta semana la presidenta Claudia Sheinbaum ofreció un informe sobre la seguridad de México en donde destaca una reducción del 32 por ciento en el número de homicidios dolosos en el lapso de septiembre de 2024 a septiembre de 2025.
Dicho de una manera sencilla en septiembre del año pasado se registró un promedio de 59.5 asesinatos diarios contra 86.9 homicidios de septiembre pasado. Es decir 1,785 en todo septiembre del 2025 contra 2,607 en septiembre del 2024.
Si los números son reales y no maquillados tendremos que reconocer que finalmente se ha conseguido frenar el creciente fenómeno de la violencia y el crimen en nuestro país que padecemos desde hace por lo menos veinte años.
Es importante intentar explicar estos resultados por demás sorprendentes registrados en un año cuando en el anterior sexenio el número de homicidios dolosos se fue por las nubes a pesar de los supuestos planes para contenerlos.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el sexenio de Andrés Manuel López Obrador cerró con un total de 202,336 asesinatos en el periodo comprendido de diciembre de 2018 a septiembre de 2024.
Ha sido el régimen más violento de la historia reciente a pesar de la pandemia y de que dicho gobierno tuvo dos meses menos a los anteriores.
El promedio anual de homicidios durante el régimen de AMLO fue de 33,722 contra 26,011 del sexenio de Enrique Peña Nieto y 20,077 de Felipe Calderón.
Todavía es temprano para calcular el número final del actual gobierno, pero si los homicidios logran reducirse al ritmo de los últimos doce meses es muy posible que regresemos a cantidades menores a las de Calderón.
La pregunta que muchos mexicanos nos hacemos es ¿por qué López Obrador no actuó con la eficacia y diligencia necesarias para atender lo que sin duda fue el principal problema del sexenio pasado, es decir la violencia en el país?
Hay varias hipótesis, una de ellas es la falta de capacidad del tabasqueño, desde el inicio de sexenio colocó en la Secretaría de Seguridad Ciudadana a un político que muy poco sabía sobre los temas de seguridad.
Además lo empujó a crear la Guardia Nacional que tardó mucho tiempo en integrarse y que inició con más tropiezos que logros.
A diferencia Sheinbaum designó en la cartera de Seguridad a un policía de carrera con un reconocido desempeño en el gobierno de la Ciudad de México cuando incluso fue víctima de un atentado del crimen organizado.
Sería quizás precipitado y subjetivo decir que otra de las causas de la inoperancia de AMLO fueron sus compromisos con ciertos sectores de la mafia mexicana.
Se ha acusado en muchas ocasiones al movimiento de Moreno de recibir recursos de la delincuencia y de tener nexos en varios estados de la República.
No se olvidan aquella liberación desatinada que López Obrador ordenó de Ovidio Guzmán como tampoco el saludo inusual que como presidente hizo a la madre de Joaquín "El Chapo" Guzmán en una gira por Sinaloa.
La frase de "abrazos y no balazos" fue muy cuestionada y de nada sirvió para reducir los índices de homicidios en todo el país.
En fin ahora que vemos avances notorios hay que reconocerlos pero al mismo tiempo advertir que una golondrina no hace verano como tampoco es tiempo de soltar las campanas al vuelo.
La presencia del crimen organizado es fuerte en casi todo el país, han bajado los homicidios pero se ha incrementado en 20.8 por ciento el número de extorsiones.
Es evidente que el nivel del combate contra el crimen en este sexenio ha sido abrumadoramente mayor al del gobierno anterior, lo podemos medir con los 34,690 arrestos de presuntos delincuentes, con el decomiso de más de 17 mil armas y 283 toneladas de droga y el desmantelamiento de 1,564 laboratorios de fentanilo y otras sustancias, todo en un año.
¿Se acuerda usted cuando ya saben quién decía que en México no se producía fentanilo y que el producto llegaba directo de China?
Pero el crimen no descansa y podría revertirse en cualquier momento de no mantener la guardia en alto y trabajar arduamente en su combate. Desde luego ayuda sobremanera que el gobierno de Donald Trump colabore y presione al régimen de Sheinbaum en debilitar a los cárteles mexicanos que sabemos son muy poderosos.
Una pregunta final: ¿un presidente que no acató su responsabilidad de reducir la inseguridad y en cambio dejó que el crimen se disparara en México no merece ser llamado a cuentas?
OTRA DE NOROÑA…
De nuevo el senador Gerardo Fernández Noroña ocupa las primeras planas con un nuevo escándalo relacionado con su afán de gastar. El otrora político austero rentó una avioneta privada por 14 mil dólares para visitar Coahuila dizque a dar sus informes de actividades. No queda claro si se puede alquilar en territorio mexicano una nave con matrícula norteamericana.
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