Hace un año México vivía un momento histórico: por primera vez una mujer llegaba a la presidencia. Claudia Sheinbaum Pardo, candidata de la alianza Sigamos haciendo historia (Morena y PT), ganó las elecciones de junio de 2024 con 59.76 % de los votos.
La nueva presidenta recibió un México con un panorama económico adverso que meses después se complicaría aún más con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y la aplicación de una dura política arancelaria que desataría una guerra comercial sin precedentes.
El arranque de la administración de Sheinbaum estaba marcado por una inminente recesión: las tasas de interés alcanzaban los dos dígitos (10.50 %), se registraba una inflación de 4.76 % anual (fuera del rango objetivo del Banco de México que es de 3 %) y se tenía poca flexibilidad fiscal debido a que en el último año de administración del expresidente Andrés Manuel López Obrador (2018-2024) el país se endeudo en 5.9 por ciento, lo que obligó a Sheinbaum Pardo a reducir el déficit fiscal.
Sin embargo, a través de una fuerte disciplina fiscal y un reajuste en el Paquete Económico 2025, la mandataria logró revertir la depreciación del peso, contuvo la inflación y dio un respiro a los sectores en lo que se pronosticaban fuertes caídas. Si bien la economía nacional no despegó, se evitó un marcado retroceso.
Reformas e incertidumbre
Para los mercados y el sector privado el margen de votación tan alto con el que Claudia Sheinbaum ganó la presidencia de México no fue buen indicador. El porcentaje de votos que obtuvo la morenista generó preocupación en los inversionistas y mercados por las políticas y reformas que se pudieran aprobar al obtener mayoría en las cámaras.
Ejemplo de ello fue la Reforma Judicial, pues su aprobación y posterior aplicación causó gran impacto en el desempeño económico del país. Organismos internacionales, analistas y calificadoras como Moody’s advirtieron que la reforma podría “erosionar el equilibrio de poderes y debilitar sus instituciones; además, la nueva ley podría politizar los dictámenes de la Suprema Corte y comprometer la independencia del sistema”.
Al respecto, el nuevo gobierno tomó la decisión de cuidar la certidumbre jurídica respetando la autonomía del banco central y las reglas fiscales, lo que sin duda envió un mensaje de fortaleza y seguridad a los mercados e inversionistas nacionales y extranjeros.
Otro momento clave en la gestión de Claudia Sheinbaum fue el cambio de titular en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). “La transición fue responsable”, considera Daniel González, analista económico. “La continuidad inicial con Rogelio Ramírez de la O y un relevo posterior (Édgar Amador Zamora), evitaron nervios innecesarios. El mensaje fue continuidad responsable: estabilidad cambiaria y prudencia fiscal por encima de ocurrencias. Para un mercado nervioso, la previsibilidad es oro puro”.
Plan México, hoja de ruta económica
Finalmente, una semana antes de que Donald Trump ocupara por segunda ocasión la Casa Blanca y previendo el impacto de sus políticas en nuestro país, Sheinbaum Pardo presentó uno de los planes de desarrollo económico más ambiciosos en años: Plan México.
La estrategia tiene por meta posicionar a México como una de las principales economías en el mundo y sustituir las importaciones procedentes de China para beneficiar la manufactura local, elevar las inversiones nacionales y hacer frente a los aranceles de Donald Trump.
Diseñado bajo cinco grandes áreas de acción, el ambicioso Plan México tiene como meta reforzar la capacidad productiva del país en sectores clave como el consumo interno, la industria automotriz, la innovación tecnológica, y la generación de energía. Además, busca posicionar a México entre las diez economías más importantes del mundo antes del cierre del sexenio de Claudia Sheinbaum en 2030.
Durante la presentación del plan, la presidenta subrayó que su administración apostará por una combinación de estímulos fiscales para atraer capital, tanto nacional como internacional, y la reactivación del sello Hecho en México como una respuesta directa al incremento de productos importados, particularmente de origen chino, que han saturado el mercado nacional.
Las metas trazadas son de alta escala. De acuerdo con Sheinbaum, para finales de la década la mitad del consumo nacional en rubros como ropa, muebles, calzado y juguetes será abastecida por productos manufacturados dentro del país.
A diferencia del enfoque de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, Sheinbaum plantea una relación más colaborativa con el empresariado. Aunque rechaza volver al modelo neoliberal, reconoce al sector privado como actor estratégico en el desarrollo económico de la nación.
En términos concretos, el Plan México contempla la creación de 1.5 millones de empleos, aumentar la inversión al 28 % del PIB, lograr que el 54 % de la energía provenga de fuentes limpias, renovar más de 50,000 kilómetros de caminos y ferrocarriles, y fomentar la producción de vacunas dentro del país.
Durante la presentación oficial del plan, Altagracia Gómez Sierra, presidenta del Consejo Empresarial Mexicano, hizo un llamado a los empresarios para comprometerse con la visión del nuevo gobierno. “Necesitamos pensar en grande, proteger a la fuerza laboral nacional, apostar por la integración regional y confiar en nuestro país. Esta es la única apuesta que, a largo plazo, no nos hará perder”, afirmó.
¿Futuro prometedor?
Si bien en el primer año de gobierno de Claudia Sheinbaum la economía nacional no despegó, se evitó un marcado retroceso y se ofreció contención y piso firme a la mayoría de los sectores económicos. Actualmente se registra una inflación en descenso (3.51 por ciento), mercados más tranquilos y, luego de mantenerse en un máximo de 11.25% durante la mayor parte de 2023 y los primeros meses de 2024, la principal tasa de interés del banco central actualmente se encuentra en 7.75 %.
A futuro, las proyecciones de crecimiento de la economía nacional son positivas. Recientemente el Banco de México dijo que para 2026 el Producto Interno Bruto (PIB) se expandirá 1.1 %, en lugar de 0.9 % que proyectaba antes, “se prevé una recuperación gradual el próximo año”, señaló la gobernadora de Banxico, Victoria Rodríguez Ceja.
En cuanto al tipo de cambio, Rodríguez señaló que se observó una tendencia a la apreciación, pero el precio de las mercancías todavía resiente los efectos del año pasado. Destacó la importancia de un régimen de flexibilidad cambiaria como fundamental para el marco macroeconómico. El peso finalizó el año pasado en 20.82, después de cerrar 2023 en 16.95 unidades y colocarse entre las monedas con mejor desempeño.
Falta convertir estabilidad en crecimiento sostenido, pero si algo demostró este año es que con prudencia y rumbo, México puede navegar aguas turbulentas sin naufragar.

Supera Claudia Sheinbaum economía adversa y traza ruta con Plan México