
Tecnofeudalismo, ¿un nuevo imperio o el fin de un sistema?
Seguramente ha escuchado usted la frase en la que se señala que alguien “ha construido un imperio”. Por lo general se trata de un empresario que ha traspasado fronteras y ha desarrollado una organización poderosa, extensa y próspera que prácticamente tiene el control absoluto de un sector. También se refiere a aquellos países que ejercen una dominación total sobre otros, antes a través de una invasión y ahora a través del control económico.
El título de este texto evoca el nombre de aquel clásico libro de Vladimir Lenin, comunista y estadista ruso que sentó los argumentos ideológicos y teóricos de la definición más aceptada de “imperio”. En Imperialismo, fase superior del capitalismo plantea que la formación de los imperios, ya sean países o empresas, es el punto más alto al que se puede llegar en este sistema económico. Hoy, esta afirmación es cuestionada por un nuevo concepto expuesto por el economista griego Yanis Varoufakis, quien explica que ya no son los tradicionales capitalistas “dueños de grandes emporios” los que dominan el mundo, sino que existe una nueva “amalgama” entre tecnología y feudalismo, un fenómeno económico llamado “tecnofeudalismo”.
Debemos reconocer que este concepto no sustituye al otro y es necesario precisar que tal vez se trate de nuevos imperios: ciberconquistas, una tecnodominación. Esto va de la mano de un fenómeno político cada vez más notable: hoy los ciudadanos del mundo eligen diferente a sus gobernantes. Los resultados electorales no dependen exclusivamente de cuánto dinero aportan los poderosos a una candidatura; dependen en gran parte de lo que hay en la nube. Una frase publicada en X, una imagen en Instagram, los “me gusta” de Facebook o un buen podcast en Youtube marcan una diferencia. De ahí que entre los gobernantes haya payasos de profesión, extremistas, narcisistas, dictadores, etcétera.
A lo largo de la historia, ha sido el desarrollo de herramientas lo que ha permitido el nacimiento de nuevos modos de producción. Estos no son más que la forma en que una sociedad organiza sus actividades económicas para producir bienes y servicios, para lo cual se tienen que definir las fuerzas, medios y relaciones de producción, dando lugar a dinámicas como el comunismo primitivo, la producción asiática, el esclavismo, el feudalismo, el capitalismo y el socialismo. De este modo, por ejemplo, el nacimiento de la agricultura abrió paso al establecimiento del feudalismo y la máquina favoreció el surgimiento del capitalismo. Hoy, la nube podría estar originando una nueva forma de organización económica y dominación política.
La nube es el conjunto de servidores a nivel global destinados al almacenamiento casi ilimitado de datos, permitiendo a los usuarios acceder a información y aplicaciones sin tener que depender de un dispositivo local. Varufakis señala que la combinación entre esta tecnología y el feudalismo ha producido un nuevo modelo económico dominante que ha desplazado a las grandes corporaciones dedicadas a producir “máquinas que producen máquinas”. Así, en la era del capitalismo digital ya no son los grandes emporios de las fábricas automotrices, las siderúrgicas, las aerolíneas, los diseñadores exclusivos de ropa o los enormes centros comerciales quienes dominan el mundo, sino los dueños de las empresas digitales. Los magnates digitales han construido feudos bien delimitados que exigen una renta a los ciudadanos del mundo para poder usarse. Los dueños de los bienes de producción tradicionales dependen de estos feudos para poder exponer y vender sus mercancías o, simplemente, ganar una candidatura.
Hoy, Amazon, YouTube, Meta (compuesta por WhatsApp, Facebook e Instagram), TikTok, la inteligencia artificial y las criptomodenas se han convertido en los verdaderos dueños del mundo, la nueva clase dominante. Pero, ¿será esto el fin del capitalismo o sólo un nuevo imperio”.