Ayer por la noche leí “Si tus sueños te los hubiera pedido tu jefe, ya los habrías logrado. Piénsalo” y lo pensé. Es sencillo encontrar justificaciones para no trabajar por materializar nuestros sueños: falta de dinero, tiempo, palancas, oportunidades.
¡Faltas! Solo carencias, cansancio, quejas y señalamientos. Reflexiono sobre esto desde hace años y, anoche, con esa simple frase identifiqué lo más importante: difícilmente veremos crecer algo a lo que le dedicamos “lo que nos sobra”.
“En mis tiempos libres, escribo mi próxima novela”, “Cuando salgo temprano, voy al gimnasio”, “Los fines de semana, avanzo en mi proyecto”, “He tenido mucho trabajo, por eso no le he seguido”. No sé ustedes, pero yo cuestiono mucho mi capacidad; me reconozco inteligente, ágil y resolutiva. Si tuviera que contratar a alguien para que las cosas sucedan, sin duda yo sería mi primera opción y me iría tranquila sabiendo que todo está en buenas manos. ¿Será, entonces, que algunos nos programan para hacer el trabajo de los demás? ¿Cómo es la mente de quienes delegan todo el tiempo? ¿Qué se sentirá ver a un grupo de personas trabajando por tus sueños o los de tu familia? Esto comienza a tejerse desde que somos muy chiquitos, con los conceptos que vamos fabricando (alrededor de papá y mamá) en torno al trabajo, al dinero, al mundo. En los salones de clase es clarísimo quién trabaja como empleado y quién lo hace como empleador.
Creo que todo radica en la seguridad y en los tipos de poder porque, seguramente, en algún momento nos habremos sorprendido ante el éxito de un negocio que parece muy simple y vago; entonces, reconocemos que las ideas geniales no siempre son las que brillan y perduran, sino la actitud con la que decides emprender.
Tal vez la frustración sea un motor, una llamada, una alerta que aturde hasta que logras apagarla. Tal vez los sueños están esperando un poquito de tu valor para poder existir; si bien, no podemos asegurarles una vida plena o muchos años en este mundo, podemos darles el regalo del amor y la confianza, así como todos los seres humanos que llegan a habitar el planeta sin certeza de nada, pero llenos de ilusión.
“Si tus sueños te los hubiera pedido tu jefe, ya los habrías logrado” … Sin duda.