Me gusta hablar del pasado (en el que no habitaba). Me intrigan los años en que no existía… ni siquiera como una idea o un propósito. Me emociona hablar de mi madre como una niña y de mi padre como un adolescente. Me azoro ante las historias de Antonieta Rivas Mercado en tiempos revolucionarios, no se diga a las Pirámides de Egipto o del cruce del hombre a América. Me encanta descubrir cómo hemos cambiado y construido. Sin embargo, no menciones “aquellas veces” que arrastré mi dignidad dejando limpio el baldío, cuando lloré amargamente la traición de un amigo. No enumeres las múltiples ocasiones que confié y que fallé. Por favor, no hablemos de las cartas donde juré amor eterno y no cumplí. Las promesas de una amistad “por siempre” que se desbarataron fácilmente.
Hablemos del pasado que no me ocupa, que no me sostiene, en donde no quepo. Cuenta por atrás de los noventas y hablemos de todo, si quieres. De la televisión en blanco y negro, de las mujeres usando medias un día cualquiera, de los teléfonos de casa, de las familias con once hijos, de los viajes en tren, de los oficios que desaparecieron; pero no del pasado que duele, no del pasado inmediato, no de ayer.
No pases de nuevo donde ya no te llaman, donde no tienes asiento, ni tu marca en el piso. No te acerques a lo que dejaste porque lo soltado ya no te pertenece. Camina a lo lejos, mira hacia un lugar nuevo. No retrocedas porque no dejaste nada perdido. Lo tuyo, lo llevas contigo.
Es cierto que no se juzga el pasado con la mirada aleccionada del presente, sin embargo, construye. Somos un “estar continuado”, no un tiempo infinito y, ¿entonces? ¿Quiénes somos? ¿Quiénes somos cuando decimos “no me juzgues por mi pasado”?
Soy de conciencia tranquila y corazón parchado. De esfuerzos y muchos momentos perdidos, aunque también ganados. De historias narradas con estética y lágrimas. Soy de futuro, presente y pasado. Tal vez, ahora, me arrepienta de mis primeras líneas; podría sentirlas inmaduras, melosas o frías. Cada tecla es un pasado que se eterniza. Cuando me leas, recuerda que son esa… y esta también.