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Torreón vive la sonoridad del Dueto Miró

FOTO: Ramón Sotomayor

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SAUL RODRÍGUEZ

El arco frota las cuerdas del violoncello y las manos activan la sonoridad del piano. Ambos instrumentos dialogan, comparten perspectivas, se responden y, en algunos momentos, se convierten en uno solo. El concierto, organizado dentro del Festival de Música de Cámara por el Instituto Municipal de Cultura y Educación (IMCE) y el Teatro Isauro Martínez (TIM), se dibuja en una noche con música de los siglos XIX y XX.

El cellista coahuilense José Luis Herrera y el pianista potosino José María Espinosa son quienes navegan las notas sobre el escenario del TIM. Van en el oleaje de una partitura de César Franck: la Sonata para violoncello en La mayor, compuesta en 1886. Ambos músicos gestualizan la obra del compositor francés de origen belga. Lo han hecho así durante los últimos dos años, desde que fundaron la agrupación.

El Dueto Miró tiene su origen en el momento en que ambos instrumentistas coincidieron en la Facultad de Música de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ). Algo en ellos resonó al estrechar sus manos e intercambiar ideas. Motivados por el gran repertorio de grandes compositores que existe para sus instrumentos, decidieron colaborar juntos.

“Los compositores más grandes de la historia hicieron piezas para este tipo de ensamble: cello y piano. Entonces, fue aprovecharse de eso y hacer un ensamble que aborde este repertorio”, dijo José Luis Herrera momentos antes de iniciar el concierto.

José María Espinosa está sentado frente al oscuro piano Yamaha, tratando de sacar lo mejor a sus teclas blancas y negras. Se considera con suerte, pues asegura que es uno de los mejores instrumentos que ha tocado en su vida.

“Muchas veces uno se encuentra al desafío de llegar a un instrumento que no está tan bien cuidado o que no tiene buen mantenimiento. En este caso, es muy buen instrumento. Se ve que lo cuidan, que lo mantienen bien. La acústica (del teatro) es increíble, también nos ayuda mucho”, explicó el pianista.

Por su parte, José María Espinosa hace hablar a su cello, un instrumento con el que lleva alrededor de cinco año; aún lo está conociendo. Se lo fabricó un laudero polaco y resalta sus posibilidades, sus colores, su potencia, al tiempo que frota el arco para tocar los Bosques silenciosos, de Antonin Dvorák, la segunda pieza de la noche.

“Mi cello es muy bonito, cada que lo saco del estuche me gusta verlo. Y sí, uno construye una relación muy cercana con su instrumento. En el caso de las cuerdas, es como una extensión de tu voz cuando estás produciendo el sonido”, describió el cellista.

Luego de interpretar el Intermezzo de la ópera Goyescas (1916); la Suite popular española (1914), de Manuel de Falla; y Requiebros (1931), de Gaspar Cassadó, el Dueto Miró (que toma su nombre del pintor catalán Joan Miró) recibe los aplausos del público asistente.

Queda claro que el diálogo sonoro entre el cello y el piano es una conexión que va más allá de lo verbal y tiende a volverse casi espiritual, una simbiosis.

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Escrito en: Música Dueto Miró Torreón

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