La presidencia de Claudia Sheinbaum avanza a ritmo acelerado. Faltan menos de dos meses para que la primera mujer en ocupar la silla del águila rinda su primer informe. La decisión tomada por 36 millones de electores, cifra equivalente a más de un tercio de la lista nominal o al 61% de la votación emitida, parece ser, por ahora, la adecuada. Máxime si se toma en cuenta que el 82.5% de los mexicanos aprueba su Gobierno de acuerdo con una encuesta de FactoMétrica y Reporte Índigo. La pesquisa se publicó tras la Cumbre de Líderes del G7 a la cual la jefa de Estado asistió por invitación del primer ministro de Canadá, Mark Carney, del Partido Liberal, de centroizquierda.
Los problemas del país son los mismos, pero la forma de gestionarlos y la manera como el mundo empieza a ver a México es distinto. El liderazgo de Sheinbaum genera confianza dentro y fuera de las fronteras. Así lo demuestra el debut de México en el foro de Kananaskis, Alberta, al cual acudieron Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos. Los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; India, Narendra Modi (países fundadores de los BRICS); Ucrania, Volodímir Zelenski, y Corea del Norte, Lee Jae-myung, asistieron también como invitados.
Ser mujer, científica, política y sobrellevar a Donald Trump sin caer en las provocaciones del pirómano, le confiere a Sheinbaum respetabilidad y un halo que le abre a México las puertas del mundo como pocas veces se ha visto. Para la periodista Carmen Morán Breña «El gran examen de Sheinbaum (en el G7) iba a ser la reunión con Trump, en la que pretendía abordar los problemas económicos que se abren para México con los aranceles al aluminio y al acero, pero también llevar cierta calma y obtener resultados sobre la crisis migrante, cuyas redadas en Estados Unidos han ido soliviantando a la comunidad mexicana y la exponen a represalias internacionales» (El País, 17.06.25).
La entrevista no pudo realizarse porque Trump adelantó su regreso a Washington para atender el conflicto entre Israel e Irán, pero sostuvieron una breve charla telefónica. «Quienes esperaban ver la altura estadista de la presidenta ante un encuentro como este, complejo y precedido de alta tensión entre ambos países, tendrá que esperar mejor momento», dice la periodista. Sheinbaum no se ha careado todavía con su homólogo estadounidense, pero sus alcances como jefa de Estado y de Gobierno son reconocidos. Trump y Sheinbaum han sostenido una charla telefónica mensual en promedio desde que el republicano reasumió el poder. La líder de la 4T dejó en Alberta buen sabor de boca. Los únicos países representados en la cumbre por mujeres fueron México; Italia, por la primera ministra Giorgia Meloni; y la Unión Europea, cuya presidenta es la alemana Ursula von der Leyen, quien fue ministra de Defensa en el Gobierno de Angela Merkel.
Sheinbaum propuso a los líderes del G7 una Cumbre Mundial por el Bienestar Económico. El bienestar es posible para todos, aunque parezca un sueño, dijo. «En un mundo marcado por interdependencias, ningún país puede aislarse y prosperar a costa del sacrificio ajeno». La presidenta infundió en Kananaskis el espíritu del denominado "nuevo humanismo mexicano": «Que este G7 no sea solo una reunión de potencias, sino un espacio de responsabilidad compartida, porque el poder no se mide solo por lo que se tiene, sino por lo que se hace con él», sustuvo.