
(RAMÓN SOTOMAYOR)
La artista lagunera TT Zarzar atiende a los medios de comunicación en la Galería Juárez 2525, en medio de relieves pictóricos. Ha ofrecido recorridos por su exposición De remedios a raíces, la cual inaugurará el próximo jueves 4 de septiembre, en punto de las 19:30 horas.
Con la identidad como horizonte, TT Zarzar comparte que hace dos años comenzó a trabajar esta exposición, la cual es habitada por representaciones de flora endémica de La Laguna: mezquites, gobernadoras, yucas, peyotes. La ideó como una propuesta para romper con los formatos tradicionales. Ninguna de sus obras pictóricas tienen soporte; telas transparentes y mantas, con técnicas como el óleo, el acrílico y los pasteles. Se ha dejado el alma en ello. Se ha manchado las manos como huella de su creatividad.
“Traté de experimentar con los materiales, con las telas traslúcidas, con la huella, el rastro que deja la pintura en una tela transparente, fuera de los soportes, porque estoy haciendo una analogía entre el cuerpo, la pintura y el territorio”.
La primera parte del recorrido, denominada Síntoma, muestra pinturas fuera de bastidores. Estas marcan las capas que conforman a un individuo. Al estar sueltas, asemejan la piel, el esqueleto, el hecho de abrirse para conocerse a sí mismo. La artista también tejió una especie de raíz.
“No puedes tener un remedio a un síntoma, a una solución, si no miras dentro”.
El desierto es el territorio que habita, el paisaje que la integra. “Y no puede haber territorio sin cuerpo. No puede haber cuerpo sin territorio”. TT Zarzar propone una mimetización del cuerpo humano con la flora que mora a su alrededor. Lo hace porque le interesa el concepto de identidad que puede generarse. Por eso, en Síntoma busca el yo y su consecuente fragmentación.
Le continúa la sección Diagnóstico, donde la artista empieza a encontrarse. Ella, asegura, se encontró en las raíces. Añade que después del diagnóstico y de que uno se conoce a sí mismo, tiene licencia para tomar decisiones y forjar una personalidad. En esta sección se añaden instalaciones.
“Fui encontrando residuos de plantas, de vainas. Y empecé a sanarlas, a unirlas, a hacer ensambles con las mismas flores”.
La experimentación de TT Zarzar también implicó la creación de pigmentos a base de plantas, cuya colorimetría otorga naturalidad a las obras. En ese tenor, los paisajes trazados pueden reflejar caos si uno se acerca demasiado, u orden si uno se aleja.
“Fue representando esos transitares en el desierto, donde de repente no ves nada y cuando empiezas a observar, a alejarte, empiezas a detectar detalles”.
La tercera sección corresponde a Tratamiento. En esta zona se llama a la interacción del usuario. “El recorrido es personal y tú decides cómo realizarlo”. La pieza es la acción del invitado y lo que decida hacer con ella. Incluso en el techo, a través de una serie de espejos, la artista ha pintado un huerto medicinal que se complementa con el reflejo de quien se atreve a levantar la mirada y observarlo. Destaca también un cubículo donde el público puede adentrarse o pasar de largo.
Más adelante, una videoinstalación alude al momento de una pausa. Hay que entrar a una pequeña habitación y observar al desierto proyectado sobre el suelo, el cual respira y exhala conforme la cámara se aleja y se acerca.
“Para que recuerdes que siempre estás ligado al entorno”.
El final del recorrido se simboliza con una pieza que, según palabras de la artista, “luego de reconocerte a ti mismo no te queda más que reconocerte en el entorno”.