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Un mar llamado Cristina Pacheco

Las historias donde navegó la gran periodista

Como ávida lectora, para Cristina Pacheco era importante que su obra literaria se conociera a la par de su trabajo periodístico. Imagen El Universal.

Como ávida lectora, para Cristina Pacheco era importante que su obra literaria se conociera a la par de su trabajo periodístico. Imagen El Universal.

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Cristina Pacheco fue periodista, pero también, y sin lugar a dudas, narradora. La prisa propia de su oficio la obligó a desarrollar una literatura breve, ágil, pero profunda, íntima y contenida en alrededor de seis mil caracteres por escrito. Como rebelde apasionada, escribió miles de historias durante más de medio siglo, a un ritmo vertiginoso de al menos un cuento o relato corto por semana publicados en papel periódico.

A un año de su muerte, que se cumplió el 21 de diciembre de 2024, casi 200 de estos relatos escaparon de los archivos de lo efímero para reunirse en una antología publicada por Tusquets Editores en su colección Andanzas, titulada Mar de historias, libro que en 620 páginas conmemora el primer aniversario luctuoso de la escritora y, ante todo, recupera su faceta literaria, que ha sido opacada por su vocación periodística.

Presentación del libro Mar de historias de Cristina Pacheco, con la participación de Héctor de Mauleón y Mónica Lavín, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2024. Imagen El Universal Hugo Salvador.
Presentación del libro Mar de historias de Cristina Pacheco, con la participación de Héctor de Mauleón y Mónica Lavín, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2024. Imagen El Universal Hugo Salvador.

EL LADO LITERARIO DE CRISTINA

Lectora voraz y escritora prolífica, Pacheco, nacida en San Felipe, Guanajuato, el 13 de septiembre de 1941, estudió Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Aun cuando entre 1983 y 2016 publicó al menos 11 libros de relatos, entre ellos El corazón de la noche, Amor y desamores, Los trabajos perdidos y El eterno viajero, su literatura publicada en periódicos como El Día, Unomásuno, El Sol de México, y en especial, por más de tres décadas, en La Jornada, ha permanecido casi inédita y es hasta esta amplia antología coordinada y seleccionada por su hija, la editora y ensayista Laura Emilia Pacheco, que sale a la luz animando la reivindicación de la extensa obra de la escritora mexicana que le robó tiempo al periodismo para explorar la condición humana y hacer retratos profundos de personajes cotidianos, terrenales y casi de carne y hueso.

Laura Emilia Pacheco apunta que su madre le había comentado su deseo de hacer una antología con los cuentos que publicaba en su columna Mar de historias, y tras su fallecimiento encontró lo que podría llamarse un ‘pie de antología’. “Ella tenía ya algunos materiales seleccionados. No había una lista, había reunido algunos cuentos nada más. Este libro es un intento por terminar eso que ella empezó”.

A la muerte de su madre, la también cronista mostró interés en recuperar la voz literaria de Cristina Pacheco, su voz de cuentista, de narradora, de escritora. “Eso para ella era importantísimo, en primer lugar, porque era una amante de la literatura, era una lectora empedernida y sí sentía con gran claridad que su trabajo periodístico opacaba este aspecto de su obra y yo sí quise rescatarlo con la intención de darlo a conocer más y quizá de ser un poquito más justos con este trabajo”.

El volumen contiene los temas que a Cristina Pacheco narradora más le importaban: desde luego la soledad, esta enfermedad tan moderna; pero también la infancia, el maltrato a los niños y a las mujeres, el amor y la vejez, que es una cuestión de la que poco se habla, pero que a la creadora de Aquí nos tocó vivir y Conversando con Cristina Pacheco le atosigaba. “Ella veía y sabía que hay una especie de desprecio infinito por la vejez, por los viejos”, dice Laura Emilia, quien reconoce que hay muchas historias dramáticas y algunas amorosos en la antología, pero también algunas con mucho sentido del humor. “Mucha gente no sabe que mi mamá tenía un sentido del humor verdaderamente extraordinario”.

En la selección de Mar de historias se agrupan cuentos como “Vivir soñando”, “No cuelgue, por favor”, “El jardín de Eva”, “Cuatro soledades”, “Cero pesos”, “Martes, sesión”, “Nadie, nada, nunca” y “Confesiones ante un retrovisor”, en un afán de dar una muestra de la obra literaria de Cristina Pacheco.

Amigos, familiares y colegas de Cristina Pacheco despidiendo a la escritora tras su velatorio. Imagen El Universal Diego Simón.
Amigos, familiares y colegas de Cristina Pacheco despidiendo a la escritora tras su velatorio. Imagen El Universal Diego Simón.

OLA DE HISTORIAS

Por más de 30 años, cada domingo en La Jornada, Cristina Pacheco publicó una historia distinta, sin fallar nunca. Recuerda Laura Emilia que su madre era muy seria en su trabajo, muy entregada y le fascinaba contar estos relatos, abrir esos mundos. “Eso hizo toda su vida, plasmar en el papel o la computadora una cantidad de palabras ansiosas interminable y lo hizo de verdad, entregó su vida a ello. Ella quería ver todas las posibilidades de la ciudad, ver las vidas que se abrían en la ciudad, todo lo que daba y quita la ciudad porque es complicada y también nos quita muchas cosas”.

Igual que José Emilio Pacheco, su compañero de vida, Cristina tenía manías. No contaba lo que iba a escribir hasta que se publicaba. Cuenta Laura Emilia que algunas veces a ella le adelantaba alguna cosa pequeñita de lo que estaba escribiendo, pero no más, porque en realidad la leía hasta el domingo, en el periódico; por eso ahora que pudo reunir una selección en esta primera antología, la cercanía le pareció muy conmovedora. El motor de la obra literaria de su madre está en la foto de la portada del libro, el cruce del Eje central con Avenida Juárez, donde convergen sus historias.

“Quizás lo más importante es que no era indiferente a lo que veía. Muchas veces nosotros vemos cosas y nos seguimos; no, ella no podía, ella no era capaz de la indiferencia. Cualquier señal, por mínima que fuera, a ella le abría la puerta para contar una historia, para revisar una vida, para ver qué es lo que estábamos haciendo y cómo ha cambiado nuestra vida, porque en el libro sí se ve cómo ha ido cambiando la vida con la tecnología, con las nuevas maneras de relacionarse. En ese sentido, es un libro también muy interesante porque retrata una buena porción de lo que ha sido la vida en México al menos en estos años”, afirma Laura Emilia Pacheco.

Mar de historias, la antología, reúne algunos de los mejores relatos de Cristina Pacheco y la edición es un ciclo virtuoso. Tras un breve texto introductorio de Laura Emilia Pacheco, la edición abre con el cuento “El eterno viajero”, donde una mujer, muy parecida a la propia Cristina —con sus manías de escritura y lectura, su amor por la vida y su soledad ante la ausencia de su marido—, lleva un diario que le escribe al hombre que emprendió un viaje a la eternidad. Luego de otras 193 historias, el libro cierra con “Adiós, niñito, adiós”, publicada el 5 de noviembre de 2023 y que fue uno de sus últimos relatos.

“Es un ciclo que se cierra y creo que es un buen comienzo y es un buen final. El material era excesivo y decidí empezarlo con el texto que se llama “El último viajero” y terminarlo con un texto que ella escribió ya muy poquito antes de irse. Para mí fue muy impresionante hacer la antología porque realmente, a través de todos estos cuentos, se escucha la voz de ella, se escucha la voz de una mujer que estuvo siempre al pendiente de los habitantes de esta ciudad y de contar sus historias. Y me entristece un poco también que, ahora que ella no está, esas voces han quedado en silencio. Ya no hay quien las cuente”.

Para el futuro, en el rescate de la obra de su madre, Laura Emilia no sabe lo que sigue. Este año se cumplen 40 años del terremoto de 1985 que sacudió al centro del país, y Cristina tiene un libro extraordinario y muy desconocido que se llama “Zona de desastre”, que tal vez se podría reeditar.

Trabajar los libros de su madre es una manera de seguirla escuchando, de ver el conjunto completo de su literatura. “Si la vida me alcanza seguiré en este intento de revaloración del aspecto literario de su trabajo. Creo que el periodismo va solo, no necesita absolutamente subrayarlo, es un testimonio de la vida en la ciudad; pero esta obra también es otro testimonio de la vida de los mexicanos, de lo que nos ha pasado, de las cosas que padecimos, de las nuevas preocupaciones que tuvimos, de las nuevas maneras que enfrentamos de vivir la vida”.

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Escrito en: periodismo legado Cristina Pacheco carrera

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