¿Cuántas veces has tomado decisiones importantes para tu vida en base a los deseos, comportamientos o sentimientos de otra persona? Ya sean tus padres, tu pareja o alguien que tenga un vínculo significativo contigo.
Una elección de carrera, formar una familia, un matrimonio, renunciar a un trabajo, soltar un proyecto o un cambio de residencia. Si lo analizas, quizá muchas de tus decisiones giran en torno al "deber ser" de los demás y ni siquiera lo habías notado, debido a que en alguna parte de tu interior normalizaste la conducta de satisfacer a alguien más antes que a ti. Normalizaste el "dejar todo" para construir un camino "juntos", normalizaste el "sacrificio", dejando de lado tus necesidades y aspiraciones individuales.
Quizá en algún momento de tu vida, sin darte cuenta, depositaste tu toma de decisiones en una tercera persona, pues de una manera sutil condicionaron su amor y afecto hacia ti. Pero, transcurrido un tiempo, llegas a darte cuenta (en el mejor de los casos) de que has construido muy poco en base a tus propios anhelos, apareciendo después el reproche hacia la persona por la cual te has sacrificado o anulado.
Sí… esta situación es mucho más común de lo que podemos imaginar, pues nos han enseñado desde generaciones atrás que el amor es sacrificio y entrega total, pero hoy sabemos que lo sano está muy lejos de esa realidad.
Para generar un cambio en este tipo de comportamiento, como punto de partida es indispensable generar consciencia sobre la forma en la que te has anulado ante los demás; el primer paso para cambiar es reconocer que hay algo que necesitas modificar. Posteriormente, en el desarrollo de tu individualidad, será necesario empezar a ponerte como prioridad, reconociendo tus sueños, tus gustos, tus necesidades, tus valores, tus habilidades e identificando con claridad tus objetivos y metas personales.
Durante la construcción de tu propio camino te irás dando cuenta de que hay personas que son afines a tu estilo de vida y otras que no lo son. En este punto puedes hacer una pausa para reorganizar o reafirmar lo que ya has establecido anteriormente, pues también es válido tener la disposición de hacer pequeños ajustes, con la intención principal de encontrar un punto de equilibrio, de ser necesario, entre ambas partes, pero siempre marcando con claridad tus límites personales.
De esta manera estarás tomando las riendas de tu camino, evitando en el futuro responsabilizar a una tercera persona por tus sueños inconclusos, haciéndote responsable de la totalidad de tu camino y alcanzando la autorrealización personal que, sin duda alguna, te llevará a una vida mucho más plena.
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