EL SILENCIO
¿Por qué le tenemos tanto miedo?
¿Por qué no sabemos apreciarlo, quererlo, abrazarlo?
Amo mis momentos de silencio: me permiten escuchar mis pensamientos, los más profundos, los más oscuros, los más sinceros.
Acompañado por el silencio puedo apreciar el despertar del sol, el canto de las aves, el aroma del café, el frío en mis mejillas, el reflejo en el espejo… mis muy únicos momentos.
Amo escribir en silencio, dejar en el papel mis deseos y sentimientos, analizar mis ideas y disfrutar de mi introspección, de mi locura, de mi pasatiempo.
Amo sus regalos, esos que damos por hecho: escuchar la fuerza del mar, el correr del agua en el río, el bullicio de la ciudad, el latir de mi corazón, el simple hecho de estar contento.
¿Por qué nos cuesta tanto detenernos para estar en silencio?
¿A qué le tememos, a qué le huimos? ¿Será a los sentimientos?
Tal vez no sea al silencio…
Tal vez sea a lo que nos enfrenta, nos confronta, sin remordimiento.
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