ETIQUETAS PARA SER
Daniel tenía la audacia y el talento comercial; Juan, una visión estratégica y estética. Eran hermanos; sin embargo, el padre sobreprotegía sin disimulos a Juan, incentivaba la competencia entre ellos y generó un invisible mecanismo de culpa sobre Daniel. Cada vez que tenía logros, aparecía la sombra de su padre, recordándole que debía proteger a su hermano.
Daniel soñó con ser un protagonista industrial en el rubro de la fabricación de aberturas; invirtió en tecnología y en marketing. Juan armó su negocio dentro de la empresa de su hermano y a sus expensas. Gestionaba sus propios clientes sin compartir los beneficios y utilizaba toda la infraestructura; incluso el costo impositivo era pagado por la fábrica de Daniel.
Recuerdo el día que le compartí a Daniel los emergentes del diagnóstico y comenté lo que los griegos llamaban lo obvius: lo que está justo enfrente de ti. Expuse la situación inusual de Juan, su actitud parasitaria dentro de la empresa. Daniel lo veía claramente, pero estaba atrapado por la presión de su padre. Tuve la mala idea de compartir el informe con el padre, lo que aumentó la tensión y la resistencia. Nunca antes se habían interpelado los nudos construidos en la historia familiar.
El deseo de Daniel de organizar la empresa era más fuerte que la culpa. Lo ayudé a facilitar la desvinculación de su hermano. Juan fundó su propia empresa del mismo rubro; sin embargo, nunca tuvo la evolución soñada. Había profundas razones que lo alejaban del éxito. Sus padres lo habían educado para recibir ayuda y vivir a la sombra de su hermano. Lo convencieron de que era débil y fue una víctima perfecta de todas las circunstancias.
Algunos años después me sorprendió su llamado. Me proponía tomar un café a solas. No voy a negar que fui con algunas dudas.
-Hiciste lo correcto -me dijo.
Quiso contratarme para crecer, asumiendo que debíamos lidiar un tiempo con un enemigo invisible: ese personaje vulnerable que debió desempeñar durante toda su vida. Estaba dispuesto a descubrir quién era realmente y de qué era capaz.
Las etiquetas son rótulos que las personas desempeñan por mandatos, creencias o convencimiento. Como las capas de una cebolla, van recubriendo la esencia, el ser, y lo dotan de actitudes, sentimientos y pensamientos que no son propios sino aprendidos. Todos los seres humanos ejecutamos dócilmente el rol de esos personajes durante gran parte de la vida. Ser conscientes de ello contribuye a despojarnos del guion y actuar genuinamente, ser quienes somos.
"Sólo los fantasmas se revuelcan en el pasado, explicándose a sí mismos con descripciones basadas en sus vidas ya pasadas. Tú eres lo que eliges ser hoy en día, no lo que antes elegiste ser".
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