Es la vivienda la nueva causa que mueve a los jóvenes? Un reportaje de Ignacio Fariza en El País revisa tres elecciones recientes que han estado marcadas por el tema de la vivienda. La más difundida es sin duda la de Zohran Mamdani en Nueva York. El joven demócrata, emigrante, entendió que los que más duele a los jóvenes, aunque no solo a los jóvenes, es el alto precio de la vivienda en la gran manzana, sea comprada o rentada. En Irlanda, Catherine Connolly, de 68 años, ganó la elección para la presidencia con un amplio margen enarbolando la causa del costo de la vivienda. En Países Bajos, otro joven liberal de apenas 38 años miembro del partido Democracia 66 está a punto de convertirse en primer ministro de su país tras conseguir los votos suficientes en la Cámara. Su promesa: combatir la crisis de la vivienda que azota al país más densamente poblado del mundo.
La crisis de la vivienda había sido hasta hace unos años una bandera de la ultraderecha europea que vinculaba la carestía de la vivienda con la migración. Los jóvenes de izquierda le han dado la vuelta al discurso y hoy tienen claro que el acceso a la vivienda tiene que ser visto como un asunto social y no como un tema solo de mercado y especulación financiera.
En México se calcula que el costo de la vivienda no debe rebasar una tercera parte de los ingresos familiares. O lo que es lo mismo, para rentar una casa o acceder a un crédito hipotecario hay que demostrar que el ingreso es tres veces el monto de la mensualidad a pagar. En ciudades como Nueva York, Ámsterdam, París, Viena, Tokio o Londres, y en algunas zonas de Sao Paulo o Ciudad de México el costo de la vivienda puede superar el 50 por ciento del ingreso familiar.
Las propuestas de los candidatos de izquierda para resolver el tema de vivienda pasan fundamentalmente por el congelamiento de rentas y la construcción de vivienda propiedad del Estado, dos medidas que en un primer momento podrían reducir la especulación, pero que a la larga pueden aniquilar el mercado y pauperizar la vivienda en las ciudades. El riesgo no es menor.
La vivienda será sin duda uno de los temas más sensibles para las nuevas generaciones en las ciudades mexicanas y una oportunidad para los políticos de izquierda y derecha de decir cualquier cantidad de burradas. Pensar las ciudades desde los jóvenes y sus nuevas demandas es el gran reto de urbanistas, economistas y de una clase política emergente que quiera conectar con las nuevas generaciones.
El problema de la vivienda es real, sumamente complejo y requiere, por supuesto, mucho más que los planteamientos demagogos a los que nos tienen acostumbrados los partidos.