
Yo y mis enojos
Iba transitando por un bulevar, enfilada para continuar derecho después del semáforo, cuando delante de mí se atravesó un auto que se había cambiado de carril para encabezar la fila. La cuestión es que se paró sin más reparo y obstaculizó a quienes pretendíamos avanzar. Nos tocaba hacerlo, pero el conductor quería dar vuelta y no quería esperar. Pude maniobrar y quedé justo a su lado.Bajé el vidrio, asomé la cara, supongo que transfigurada por el enojo, y le grité: “¡Espero que te vaya muy mal este día!”. Avancé y me di cuenta que había sido presa de mis emociones, que rayaban en la ira. Me palpitaba más fuerte el corazón, me empezó a doler la cabeza y seguía gesticulando como si tuviera enfrente al infractor.
Otro día fui a una tienda a comprar un “cariñito” para una querida amiga porque había sido su cumpleaños. Tardé en elegir, pero me decidí por unos aretes que obviamente cabían en la palma de la mano con espacio de sobra. Pago y le pido a la vendedora que me los arregle para regalo. Los envuelve en un pedazo de papel de china y los mete en una bolsa demasiado grande. Le pedí si podía buscar una bolsa más pequeña, pero no hubo manera, aunque en la tienda vendían mucha más joyería y seguro había una bolsita de organza de 10 pesos. Les pregunto por qué mi petición no procede y me contestan: “Es que, señorita, la bolsa de esos artes es la que le estamos poniendo, no hay de otra”. No sé qué me enojó más, si el “señorita” o la respuesta misma. Les dije que me parecía increíble que fueran incapaces de tener algo de iniciativa. Sí, lo reconozco, me enojé y les advertí que jamás iba a regresar, como si ellas fueran las responsables y como si les preocupara que yo no volviera.
Después de esto, algo ya no me sonó bien. ¿O todo me pasaba o era yo la que estaba teniendo mala actitud? ¿Cómo es posible que hechos que no son verdaderamente relevantes te puedan sacar de quicio? ¿Por qué les concedí el poder de perturbarme?
No quería caer en la tentación de justificarme, no quería decirme a mí misma que era natural por toda la presión que traía sobre mis hombros, ni tampoco responsabilizar a los otros de lo que yo había sentido y adjudicarles la culpa de mi sobrerreacción. Así que no me quedó más remedio que admitir el sinsentido de mis deseos y mis reclamos. Sin duda, la que estaba mal era yo.
Y luego me enojé conmigo, me dije de cosas y me juzgué severamente. Otra vez intenté acallar mis múltiples voces interiores para llegar a entenderme a profundidad. ¿Dónde estaba la raíz de mis reacciones? Tampoco crean que fue difícil concluir.
Tengo meses enteros durmiendo intermitentemente, mi mente trae cinco escenarios distintos sobre una misma cosa, acepto más compromisos de los que puedo cumplir, me agobia fallar, estoy pasando por un período de dudas, no sé qué ponerme, no sé qué comer, no sé a dónde ir, no sé lo que quiero. Me sonrió al pensarlo así porque identifico este momento con mi adolescencia,donde tenía mil preguntas, mil dudas y muy pocas respuestas. ¿Estaré involucionando?
Lo cierto es que revisé el tema del enojo. ¿Cómo se genera? ¿Qué lo dispara?
El enojo llega cuando te sientes ofendido, cuando interpretas que estás siendo víctima de una injusticia, cuando estás muy triste, estresado o frustrado, o si tienes los siguientes rasgos: eres impaciente, perfeccionista, tienes poca tolerancia a la frustración, estás en una etapa de cambios hormonales, te falta sueño o hay situaciones fuera de control, problemas económicos o laborales, y también cuando has estado en medio de discusiones o malos entendidos.
Un enojo mal gestionado puede dar por resultado daños permanentes en tus relaciones, decisiones tomadas sin pensar las consecuencias, repercusiones en tu salud física y mental.
A mí me queda claro que debo reconocer cuando el enojo llega para así poder implementar la consciencia activa, la respiración profunda, el movimiento del cuerpo, el alejarme para atemperar las reacciones, el darme un instante para meditar en soledad; para que todo ello me ayude a recuperar la paz, la calma y solo así darme cuenta que soy yo la que puedo hacer algo por mí y mis enojos.
X: @mpamanes