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Ensayo sobre la cultura

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JOSÉ LUIS HERRERA ARCE.-

Al ser conquistado por los españoles, América formó parte de su cultura, ya que los elementos autóctonos fueron remplazados por los impuestos, como: la religión, el lenguaje, usos y costumbres. Es lo que sucedió con todos los países imperialistas que salieron a conquistar al mundo; impusieron su cultura y sus intereses muy particulares.

En el caso español, el trauma fue encontrarse con una religión que se basaba en los sacrificios humanos. Ya había convivido, en su propio territorio, con otras religiones como la judía y la musulmana, algunas veces en buenos términos y en otras, en guerra hasta que las vencieron. Ninguna se basaba en los sacrificios humanos y por ello no fueron totalmente aniquiladas. En el caso de américa, fue considerada como obra del demonio, según el pensamiento medieval y del renacimiento, a la que había que aniquilar.

Los españoles que vinieron a la conquista fueron los dispuestos a arriesgarlo todo por conseguir un lugar en el mundo; por lo general, gente inculta y poco humana. No quiso comprender la nueva cultura, sino valerse de esta incomprensión para vencerla y apoderarse de sus bienes.

Atrás del conquistador, vinieron las órdenes misioneras, cuyo trabajo principal fue la conversión. Motolinía es la figura que se nos presenta humilde y descalzo, pero en realidad el panorama se comenzó a llenar de conventos, y entre ellos, algunas veces, hubo desavenencias.

Otro elemento importante es la inquisición, un arma muy específica en manos de la corona de España, más invento de los reyes católicos que de la iglesia. En la época de la reforma, se vigilaba que la gente no se apartara de las verdades de la fe. No actuaba en contra de otras religiones, sino en que aparentaban ser católicos y en realidad, en lo privado eran otra cosa.

El conquistador, desde muy temprano, aprendió a hacerse rico y sin esfuerzo. El oro estaba ahí y lo recibía a manos llenas. Poco le interesaba la orfebrería, lo convertía en lingotes para mandarlos a España.

El sistema de producción fue la encomienda. Un español que explotaba tierras o minas, recibía un grupo de gentes o hasta pueblos, y a cambio de que los convirtiera al cristianismo y vigilara su conducta, podía explotarles en sus campos y en sus minas. Esto no siempre fue bien visto y comenzaron a haber protestas frente a la corona. La más conocida es la de Bartolomé de las Casas, quien para lograr sus objetivos, hasta exageró. La controversia se llevó a todos los niveles, hasta el teológico. Se puso en duda de que el indígena fuera ser humano; o sea, se buscó por todos los medios de rebajarle su condición para poder esclavizarlo.

A final de cuentas, se dictaron leyes para protección del indio que no fueron obedecidas porque se ponía en riesgo el sistema de producción. Esta actitud hay que ponerla en su contexto.

A la corona de España le llegó como regalo todo lo que provenía de América, y sus posesiones en Asia, como las filipinas. Por sus puertos entraron los metales preciosos, hasta más no poder. Ellos estaban inmersos en sus guerras en Europa, ahí se les fue su capital. No supieron aprovechar lo que recibían en poner los cimientos de un porvenir fuerte. América fue la llave de donde salía oro y plata, así que no pusieron mucho empeño en hacer que las leyes se cumplieran.

El conquistador hizo y deshizo a su antojo, en toda la escala de sabores. Desde el intento de probar nuevas formas de utopías como las de Vasco de Quiroga o como la de los jesuitas, hasta las de Pizarro quien ni siquiera respetaba sus pactos con tal de llenarse de oro. Entre los mismos conquistadores no había lealtad; Nuño de Guzmán le hizo la vida imposible a Cortés, el propio Pizarro a Almagro, Pedrarias Dávila mandó a asesinar a Vasco Núñez de Balboa para quedarse con el mérito de haber descubierto el Pacífico. Y los menos agradecidos, los propios reyes quienes continuamente buscaban prietos en el arroz para no cumplir con lo prometido.

Carlos V no puo con el paquete de su imperio y lo dividió en dos: una parte para su hermano, la otra para su hijo, Felipe II quien gobernó personalmente desde el escorial. Todo tenía que pasar por sus manos, lento pero seguro. Después de él, no hubo monarca a la altura. Los Austria fueron remplazados por los Borbones y resultó peor. El único rescatable es Carlos III.

La economía se manejó a través del monopolio. Entre las colonias no se podía comerciar. España comenzó a venirse abajo, después de su siglo de Oro, el 17.

Los elementos culturales prevalecieron, sobre todo la religión y el lenguaje. Que tan buena o mala sea nuestra religión depende como la viva cada quien, con sus grandes aciertos y desaciertos. El lenguaje comenzó a dar sus frutos: Cervantes, Lope de Vega, son una muestra. El barroco es la relación entre religión y arte, entre ellos la literatura de donde se desprende nuestra sor Juana y la arquitectura de los jesuitas.

¿Hubo mejores o peores imperios? No lo sé. El español hizo familia con el indígena. Resultamos nosotros, nos guste o no.

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