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¿Por qué es tan fácil culpar al otro por todo lo que hacemos?

BECKY KRINSKY

La dinámica entre dos personas es un reflejo de lo que cada uno trae consigo, de lo que permite y de cómo se tratan mutuamente. No hay víctimas ni culpables: todos participan.

A menudo, lo que criticamos en los demás es aquello que no toleramos en nosotros mismos. Vemos en el otro nuestras propias actitudes o comportamientos que no queremos aceptar. Lo más común y fácil es afirmar con seguridad: "Él no me entiende. No puedo seguir así. No voy a tolerar este trato o maltrato. Nadie tiene derecho a lastimarme, y si no entiende lo que necesito, esta relación no sirve. Es mejor que se vaya y me deje en paz. Yo me quiero y me respeto, así que exijo lo mismo de los demás".

Cuando una persona proyecta sus sentimientos o aspectos propios en el otro, es como si le pasara una "carga emocional" que no quiere llevar sola. En lugar de ver sus propios errores, se enfoca en las fallas del otro, insistiendo en que no puede tolerarlas. La proyección actúa como un escudo que evita asumir la propia responsabilidad.

Otro problema en relaciones de pareja es cuando esperamos que nuestra pareja sea tanto nuestra seguridad emocional y nuestra fuente de emoción y novedad. Esta dualidad magnifica las frustraciones en el otro cuando no cumple con ambos roles a la vez. Por lo que se culpará por no satisfacer todas las necesidades.

La culpa también crea tensión entre el deseo de autonomía y la necesidad de conexión, cuando uno siente que su espacio personal está invadido o, por el contrario, que la relación carece de intimidad.

Una relación sana empieza cuando se reconoce que el otro es un ser independiente, con sus propios pensamientos, sentimientos y derecho a actuar según su criterio. Sin embargo, sus acciones no solo tienen consecuencias para él, sino también afectan a la otra persona. Es fundamental entender que cada gesto cuenta y todo es importante.

Las relaciones no se limitan a lo que uno dice o hace. Son un tejido complejo de múltiples dimensiones, capas y tonos que forman un todo donde cada integrante tiene voz y participa en la creación de "nosotros", una conexión única que solo puede ser entendida por la intimidad compartida.

Por eso, lo que realmente importa en una relación es:

¿Cómo escuchas lo que se habla?

¿En qué tono te comunicas?

¿Cómo valoras a la persona con la que convives y cómo te valora a ti?

¿Eres tú la prioridad para tu pareja y viceversa?

¿Buscas control, poder y tener la razón, o un diálogo sincero?

Recuerda: "Quién eres como persona y como pareja es más importante que lo que haces." Esto se aplica no solo en las relaciones de pareja, sino también con amigos, hermanos, padres e hijos, e incluso en el ámbito laboral. Para no perderse en las expectativas de los demás, es fundamental aprender a valorar y cuidar la relación, a partir de valorarse uno mismo.

LA RECETA

Yo soy parte de la relación

Ingredientes:

Valor - fortaleza personal para reconocer que cada uno vale por lo que es.

Respeto - reconocer los límites de cada persona sin exigir o tratar de negarlos.

Admiración - resaltar las virtudes y los aspectos positivos del otro sin caer en la idolatría.

Autoexploración - explorar las emociones y vulnerabilidades propias antes de culpar al otro.

Cariño y amor - basar la relación en cuidado, atención y formas de seguir cultivando amor.

AFIRMACIÓN PERSONAL PARA "COMPROMISO PERSONAL CON RELACIONES SALUDABLES"

Las relaciones son valiosas y necesarias. Reconozco que se necesita la participación activa de ambos para construir una relación sana y segura. Escucho lo que el otro me dice sin necesidad de imponer mis ideas. Respeto las necesidades, intereses y dolores de la otra persona. Me libero de la culpa y evito culpar a otros; asumo la responsabilidad por mis acciones y palabras. Soy consciente de que lo que hago tiene un impacto en el curso de mis relaciones. Valoro mis vínculos personales y los priorizo en mi vida. Cuido, aprecio y protejo a quienes amo, esforzándome para que todos podamos sentirnos seguros y tranquilos cuando estamos juntos.

CÓMO LOGRAR RELACIONES SANAS Y BUENAS

Las relaciones siempre tienen dos direcciones: Para lograr un diálogo saludable, es fundamental mantener el control y el respeto en todo momento. La forma en que escucho depende en gran medida de cómo me hablan.

La percepción personal se ve influenciada por la mirada del otro: La manera en que el otro nos percibe puede afectar la forma en que nos vemos a nosotros mismos dentro de la relación. No podemos ignorar la responsabilidad de nuestras acciones y actitudes en todo momento.

Conocerse a través de los demás: Las relaciones pueden ser un espejo poderoso para comprender quiénes somos. Lo que percibimos en los otros, tanto lo positivo como lo negativo, nos brinda pistas valiosas sobre nosotros mismos.

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