En nuestra sociedad se rinde culto a la maternidad y a las madres. Canciones, poemas, festivales y una efeméride que literalmente paraliza las principales ciudades del país dan cuenta de la veneración que rodea a una figura asociada con el amor incondicional, la bondad y el sacrificio.
Esta visión tiene todo el sentido en un país como el nuestro en el que, según datos del INEGI, aproximadamente la tercera parte de los hogares son encabezados por una mujer y en al menos 4 millones de esas familias la razón principal es la ausencia del padre.
Sí, la idealización de la maternidad se alimenta del reconocimiento hacia mujeres que a pesar de enfrentar un sistema de desigualdad, discriminación y misoginia logran -aunque no en todos los casos- sacar adelante a sus infancias.
Pero nada de esto justifica que en México la maternidad pase de ser venerada a obligada.
Recientemente fue nota nacional el caso de una niña de 12 años que resultó embarazada tras la violación sufrida por su padre. Sucedió en una zona rural de Jalisco y la familia logró trasladar a la niña a un hospital de Guadalajara para ejercer su DERECHO a una interrupción LEGAL del embarazo; pero solo se encontraron con personas que decidieron volver a violentarla al negarle el servicio.
A pesar de que en Jalisco existe un Programa de Interrupción Legal del Embarazo (PILE) y un protocolo para realizar abortos a mujeres víctimas de violación sin importar su edad o las semanas de gestación, las personas del hospital no solo pretextaron que no contaban con el personal calificado para el procedimiento, sino que dilataron la estancia de la niña en el hospital, la aislaron, le negaron información y orientación y además le sugirieron "escuchar el latido del bebé" y trataron de convencerla de, en vez de abortar, "esperar a dar a luz para darle en adopción".
Afortunadamente el caso fue tomado por una colectiva feminista y la niña pudo ser trasladada a la Ciudad de México y ser atendida. Pero la pregunta es, ¿cuántos miles de casos similares están sucediendo ahora? ¿Por qué las autoridades no ponen el mismo empeño en negar el libre ejercicio de derechos que en prevenir los abusos y en llevar a los violadores ante la justicia?
Por increíble que parezca, aún en casos como este, hay -a estas alturas- voces que romantizan la maternidad incluso en una niña; esgrimen el argumento de que "el amor de madre lo puede todo"; se remiten a historias del pasado en el que a edades muy tempranas las niñas se casaban, embarazaban, parían, criaban y formaban "familias felices".
No, México lo que tiene es un muy largo historial de uniones tempranas y forzadas de niñas que quedaron y hoy siguen atrapadas entre la violencia estructural, las violaciones normalizadas -y disfrazadas de "raptos de amor"- y los muy cuestionables "usos y costumbres".
Por eso, en el marco del 10 de mayo y a la luz de las violencias ejercidas a miles de niñas y mujeres en este país bajo el manto de la maternidad romantizada que se escuche fuerte y claro ¡¡¡LA MATERNIDAD SERÁ DESEADA, O NO SERÁ!!!
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