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¿Y después del 2 de junio qué?

LUCY HOP.-

Se que a nadie le importa o a nadie le debería de importar lo que cada persona hizo con su voto el pasado 2 de junio, pues el voto es, o debería de ser, libre y secreto, sin embargo, me veo en la necesidad de expresar mi sentir con relación al resultado de las elecciones del domingo pasado.

Para mi forma de ver, fue emocionante, aplaudible y para mi persona significó un regocijo enorme ver la cantidad de gente que salió a votar, las ganas con las que salimos y la organización tan maravillosa que tuvo la gente que trabajó sin descanso en las casillas.

Pero mi alegría duró solo unas cuantas horas, siempre pensamos que iban a meter la mano en estas elecciones, pero no con tal descaro.

Estoy triste, enojada, frustrada, dolida, y todos los calificativos que les vengan a la mente para decir que nos rompieron la madre, y la verdad es que no me enojaría tanto si no viera que mis hijas de 20 y 23 están más decepcionadas que yo de la gente que gobierna este país; jóvenes que salieron a votar por primera vez con la ilusión de ser escuchadas, fueron calladas menos de 6 horas después y es que los resultados no nos permiten más que pensar que nos robaron y que lo que está en juego es nuestra democracia y la democracia del país que estamos dejando a nuestros hijos que hoy con lágrimas en los ojos me preguntan qué va a pasar con su México.

No sé qué va a pasar con nuestro México, lo que si se, es lo poco que podemos hacer para defenderlo porque si no nos va a llevar peor la fregada.

• Aceptar los resultados de las elecciones es generalmente considerado un pilar fundamental de la democracia. Sin embargo, esta premisa se complica cuando el ganador parece representar una amenaza para los principios democráticos. En tales casos, es crucial abordar la situación con cuidado, equilibrando la necesidad de respetar el proceso electoral con la defensa de los valores democráticos.

• La democracia permite que los ciudadanos elijan libremente a sus líderes, incluso si esos líderes tienen agendas que podrían socavar las instituciones democráticas. Este es un desafío inherente al sistema democrático: la posibilidad de que, a través de elecciones libres, se elija a alguien que no respete la democracia. Es crucial reconocer esta paradoja y entender que la solución no es rechazar los resultados electorales, sino fortalecer las defensas institucionales y legales que protegen la democracia.

• Cuando un líder electo amenaza la democracia, es vital que las instituciones democráticas, como el poder judicial, los medios de comunicación y la sociedad civil, permanezcan fuertes e independientes. Estas instituciones pueden actuar como contrapesos y frenos al poder ejecutivo, asegurando que los principios democráticos se mantengan. La aceptación de los resultados no debe ser una aceptación pasiva, sino una oportunidad para redoblar esfuerzos en la protección y fortalecimiento de estas instituciones.

• Aceptar los resultados de las elecciones debe ir acompañado de una ciudadanía vigilante y participativa. Los ciudadanos deben estar atentos y activos en la defensa de sus derechos y libertades. Esto incluye participar en protestas pacíficas, ejercer presión sobre los representantes electos y utilizar los mecanismos legales para desafiar cualquier acción que atente contra la democracia. La participación cívica activa es una herramienta poderosa para contrarrestar cualquier intento de erosionar la democracia.

• El diálogo y la educación son esenciales para enfrentar a líderes que atentan contra la democracia. Promover un debate abierto y educar a la ciudadanía sobre los valores y principios democráticos puede ayudar a construir un consenso en contra de cualquier forma de autoritarismo. La educación cívica debe ser una prioridad para asegurarse de que las futuras generaciones comprendan la importancia de defender la democracia.

• Es fundamental contar con mecanismos eficaces de rendición de cuentas que puedan ser activados si un líder electo intenta socavar la democracia. Estos mecanismos pueden incluir procesos de destitución, controles legislativos, y el papel de organizaciones internacionales que monitorean el estado de la democracia en diferentes países. La comunidad internacional también puede desempeñar un papel en la defensa de los valores democráticos, ofreciendo apoyo y presión diplomática cuando sea necesario.

Si tu estas igual que yo y sientes que hoy perdimos todos, te invito a no dejar de luchar por nuestro querido México, te invito a no tirar la toalla y hoy más que nunca estar al pendiente de cómo lo vamos a defender, porque los mexicanos tenemos con que, de eso que no les quepa duda.

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