Hay personas que son nuestros mejores espacios donde habitar y pasar nuestro tiempo. Gentes que nos impulsan a ser más, a soñar más, que nos emocionan con su esencia. Esas personas que, con una palabra o un gesto, nos triplican la energía. No sé si a ti te sucede, pero cuando estoy bien acompañada, algo brilla en mí que parece no tener límites. Mi sonrisa se vuelve constante y mi corazón, tan lleno de amor, parece expandirse hasta el infinito. Porque son esas personas las que, con su presencia, encienden esa chispa que me recuerda lo maravilloso que es vivir. El sentido de la vida nos lo da nuestro alrededor, aquellos que comparten la vida junto a nosotros.
Ellos son fuentes inagotables de inspiración, de desarrollo, de crecimiento, pero, sobre todo, de amor. Y es que, en el fondo, lo más valioso que debemos aprender es a elegir bien con quién compartimos nuestra vida. Qué vital es saber qué vínculos aceptar y cuáles soltar. Y pensando en nuestras relaciones, en esas veces en las que nos vemos obligados a soltar a personas queridas, me pregunto: ¿muere algo de nosotros cuando esto sucede? ¿cuántas veces morimos en esta vida sin darnos cuenta?
Hay ciclos que terminan. Personas que se van y, se llevan una parte de nosotros. Ya sea la partida de un ser querido que deja este mundo y con ello se lleva lo que un día fuimos, o tal vez alguien que en algún momento fue importante para nosotros pero tuvo que alejarse. Personas que salen de nuestras vidas sin pasaje de vuelta. ¿Cuántas veces una relación de pareja, una amistad, un familiar o un vínculo laboral se apaga, y con ello se apaga una parte de nosotros mismos? En realidad, cada vez que algo o alguien se va, también muere una parte de nosotros cuando nuestro cometido ya fue. Si hoy me volviera a topar con alguna de estas personas que salieron de mi vida, seguramente tendrían que volver a conocerme. Qué hermoso es ver cómo con el tiempo, uno puede evolucionar tanto que se convierte casi en un extraño para quienes conocieron algunas de nuestras versiones anteriores.
La magia de la transformación es que, al permitirnos cambiar, nos regalamos la oportunidad de reinventarnos. Como dijo la conocida pintora y escritora Leonora Carrington: "La desintegración es una dicha, es un disparate ser sólido". La evolución es una de las formas más hermosas de morir. Dejar morir ideas, patrones y costumbres que ya no nos representan, soltar esas creencias que alguna vez nos definieron pero que ya no resuenan con nuestra esencia. Somos seres en constante movimiento, constantemente cambiando, aprendiendo, desaprendiendo. Cualquier forma de evolución es, en sí misma, una pequeña muerte. Y, al mismo tiempo, es vida. Es vida porque es muerte, y es muerte porque es vida.
Hoy te invito a celebrar todas tus muertes, porque en cada una de ellas, estás más vivo que nunca.
Te invitamos a seguir nuestras redes sociales en Facebook como vibremospositivo, en Instagram como @jorge_lpz, @vengavibremospositivo y @susbauti, @lnt_therapy, escríbenos a jorge@squadracr.com