A veces basta solo una palabra de aliento para empezar a liberar el desánimo que tienes. Una chispa, un recordatorio, algo que te haga volver a ti. No necesitas más: solo un pequeño impulso para que tu corazón recuerde su fuerza y tu alma se vuelva a levantar. Pero sé que muchas veces, en vez de que las palabras te levanten, recibes lo contrario: críticas "constructivas" dichas de forma negativa que te desalientan, te bajan la autoestima y apagan tu energía. Palabras que pesan, hieren, que te hacen sentir que ya no puedes, que tu tiempo ya pasó. "Ya es tarde", "ya no estás en edad", "eso no es para ti", "ya perdiste tu oportunidad", "no lo mereces". Te hacen sentir incompetente e incomprendido.
¿Te das cuenta cuántos argumentos negativos repites o escuchas todos los días? Esas frases no nacieron de ti: son el eco de voces heridas, basura emocional que alguien más dejó caer en ti y que, sin querer, empezaste a cargar con el tiempo.
Pero lee bien esto que voy a decir: nada de lo que otros te digan define tu futuro si tú no les das poder. Nadie tiene derecho de hablarte como si tuvieras que pagar un castigo. Nadie conoce tu proceso, tu historia, ni tu fuerza para vivir las experiencias que has tenido y llegar donde estás. Nadie sabe por lo que pasas en tu día a día, así que no permitas que otros destruyan tu vida; porque si Dios te ha dado la oportunidad de seguir viviendo y de perdonarte, ¿quiénes son los demás para condenarte?
El poder de reconstruirte está en ti: en tu boca, en tu conciencia, en tu decisión de transformar cada palabra que te lastima en el impulso para levantarte tú mismo.
Si alguien te dice: "ya estás viejo, ya no puedes", declara dentro de ti: "mi tiempo es ahora".
Si alguien te dice que no puedes, respira y afirma: "cada día renazco, yo soy capaz".
Si alguien te hace sentir menos, recuerda: "soy digno", "merezco lo mejor", "soy valioso".
Porque realmente lo que te sostiene no es lo que otros dicen, sino lo que tú decides creer de ti.
Recuerda: nunca es tarde para volver a empezar, para levantarte, para intentarlo otra vez. Todo mundo desea el éxito, pero nadie hace nada para tenerlo. Fíjate quiénes y cómo son esas personas que te hacen sentir mal como para aceptar su "verdad". Y fíjate bien si ellos han hecho algo en sus vidas que inspire a los demás.
No te pierdas entre las palabras que declaran tu muerte; huye de la negatividad que te contamina. Nunca es tarde para lograr un deseo, como tampoco para darte un gusto. Por ejemplo: si tienes ganas de comerte ese pastel de chocolate que tanto se te antoja, cómetelo sin culpa. El placer sencillo es una forma de volver a ti, de romper con la idea de que todo tiene que ser duro, restringido o merecido con sacrificio.
No dejes que tus deseos se pierdan en el olvido. El simple hecho de que te sientas limitado no quiere decir que vas a quedarte para siempre donde estás. Si puedes soñarlo, puedes crearlo. Si tienes la capacidad de imaginarlo, puedes hacerlo realidad.
Nunca es tarde para nadie, excepto para quienes dejaron de creer en sí mismos. Tú eres creador de tu mundo: puedes transformar tu realidad porque eres dueño de tu espacio, de tu tiempo y de tu vida. No permitas que la toxicidad ajena interrumpa tu buena voluntad ni tu proceso.
En mi propio camino descubrí algo fuerte: cuando alguien te roba la intención, su consecuencia es quedarse soñando despierto… mientras tú sigues avanzando.
Ningún proceso en la vida "tarda". Lo que realmente lo detiene es la duda, la queja y la falta de fe. Lo único que se hace largo es la tarde, esa parte del día que parece eterna, tan lenta que a veces ni sabes cuándo vas a ir a descansar.
"Ya es tarde" es el lema de quienes se conforman, de quienes no están dispuestos a pagar el precio, de los que se rinden a mitad del camino cuando aparecen las dificultades. Es la frase favorita de quienes dudan antes de empezar, de personas convencidas de que no merecen lo mejor.
Y entonces recuerdo un versículo bíblico: "Porque Dios no nos ha dado espíritu de temor, sino de poder, amor y dominio propio." Dios no nos formó para la cobardía, sino para caminar con valentía, con claridad y con fe en lo que somos capaces de crear.
Nunca es tarde para retomar tus estudios, nunca es tarde para tener un bebé, nunca es tarde para tener una pareja, nunca es tarde para tener el trabajo de tus sueños. Nunca es tarde para lograr un ascenso, nunca es tarde para volver a empezar. No estás limitado por tu edad, por tus errores o decisiones. La vida siempre te ofrece una nueva oportunidad para reintentar, corregir y avanzar hacia una nueva versión de ti mismo.