Decimos salir a luchar por la vida cotidianamente: Por la fuente de trabajo, por el ascenso, por el sueldo que pensamos merecer, por el grupo al que pertenecemos, por la posición social. Por todo se lucha, si tú no lo haces, no hay otro que lo haga por ti.
Hay todo tipo de luchas; algunas válidas, otras, no. Hay otros que detrás de la estafa y del engaño manejan a las personas para lograr sus intereses personales. Cuando no se cumple lo prometido, se tiene la disculpa a la mano.
Así como se ofrecen los paraísos celestiales, de la misma forma se hace con los terrenales. Abundan los ilusos que se dejan llevar, con la esperanza de obtener con el mínimo esfuerzo o sin ninguno.
Abundan los charlatanes que dicen tener buenas relaciones con el espíritu santo o los reformadores sociales que van a convertir a nuestros países en los más justos. Nos podemos quedar esperando. Eso no sucede, ni ha sucedido. Si nosotros no ayudamos a construir el mundo en el que queremos vivir, nadie lo hará por nosotros. Hasta ahora, dejar que otro lo construya nos ha salido muy caro.
El mundo se construye a base de hechos y no con palabras. La gente se deja llevar por las palabras por esa tendencia de hacerse ilusiones. No puedo negar que de las palabras vienen muchas realidades y esa es la duda que permanece; si es posible, si es verdad, si fuera cierto. Se juega a la lotería con el futuro, y por lo general se sacrifica el presente. Si salen mal nuestras decisiones, las cosas son imposibles de solucionar.
Nuestra incapacidad para decidir, nuestra flojera en el pensamiento y en el acopio de información es lo que nos permite dejar que extraños decidan por nosotros. Seguimos siendo los hijos de familia, dependientes, inmaduros. Repetimos slogans sin conocer su verdadero significado. Palabras y más palabras. ¿La realidad?
Esa es la que no vemos que cambie mucho. El auxilio en las inundaciones. Si no alcanza, vendrán las disculpas. Si otros acuden a auxiliar, querrán poner sus engomados. Existe lo que es y lo que te hacen creer.
Se construyen enemigos ficticios. Se lucha por la patria; pero ¿Qué es la patria? Muchas veces se convierte en los intereses de las clases poderosas que al final de cuentas disfrutaran de lo que se obtenga en dichas guerras. Los del pueblo quedarán como siempre.
Las ideologías sirven para lo mismo inventas enemigos ficticios para contraponer unos contra otros: los chairos contra los fifis y bien dice el dicho que a rio revuelto ganancia de pescadores.
Esto es como el mundo de los deportes. Le vas a un equipo por alguna razón inconsciente le eres fiel si el gana, tú ganas y si pierde pues tú pierdes. Ellos entrenan a diario para ganar la afición lo que hace, por lo general es beber cerveza durante el partido y ese es el gran negocio de los equipos.
Entones no podemos negar que la gente se deja manejar del de arriba y las decisiones que toman otros la toman por él. Raramente estas decisiones le beneficiarían.
Debemos aprender a tomar la vida en nuestras propias manos aunque esto sea muy difícil y pocos lo hagan por las situaciones religiosas, sociales y políticas. No ser títere y comprometernos con nuestros errores y nuestros triunfos. Esta es la única manera de vivir dignamente por que somos responsables de nuestra vida. Esto es lo que nos diferencia de los animales.
No hay que conformarnos con las definiciones fáciles, ni tampoco con los discursos de terceros que nos ofrecen las cosas fáciles y gratuitas. Eso no existe en ninguna parte. Lo que si existe son las definiciones complicadas que se tendrían que demostrar en la realidad. La vida suele ser difícil y nadie nos la va a regalar, a diario hay que luchar por ella.
Por último, hay que tener una visión a largo plazo lo que hoy determinemos va a afectar a las siguientes generaciones y serán nuestros descendientes quienes lo disfruten o lo sufran.
Todo está en la decisión de lo que quiere ser; arquitecto de tu vida o del montón.