Tragar insectos mientras dormimos (ESPECIAL)
Existe una inquietud que algunas personas comparten en común al momento de dormir y que, aunque puede parecer increíble, es el miedo que le quita el sueño a algunos. Sí, estamos hablando de 'comerse un insecto' mientras dormimos.
Desde hace un par de décadas, se popularizó la creencia de que, mientras dormimos, es probable que sin saberlo nos traguemos algún insecto, como por ejemplo una araña o una cucaracha.
Por supuesto, lo anterior no es para nada agradable de imaginar, motivo por el que dicha creencia ha sembrado miedo entre varias personas.

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La imagen del hombre con el conejo vestido igual que él no tardó en viralizarse en redes socialesAunque es verdad que mientras dormimos nuestro cerebro se encuentra un estado de conciencia alterada, lo que nos impide saber todo lo que ocurre a nuestro al rededor, hay ciertos detalles y verdades qué tomar en cuenta al imaginar que podemos comernos algún insecto mientras estamos dormidos.
Para tranquilidad de muchos, la ciencia tiene un punto de vista muy diferente de dicha creencia.
Científicos expertos en el comportamiento de insectos, señalan que son bastante bajas las probabilidades de que traguemos alguno mientras dormimos, ya que, al igual que muchos seres, tienen su instinto de protección ante depredadores.
Por ejemplo, es poco probable que una araña busque llegar hasta nuestra boca e introducirse en ella, ya que percibirá el peligro; mismo caso sucedería con otros insectos, su instinto de supervivencia los mantendría alejados de nuestra cavidad bucal.
Pero, si la creencia es poco probable de que suceda... ¿De dónde salió?
Cuando el internet comenzaba a ganar fuerza en la década de los 90, surgió un supuesto reportaje de una periodista que aseguraba que 'al año tragamos un total de 8 arañas mientras dormimos'.

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Existen muchas dudas sobre donar sangre, pues algunos mitos a veces generan cierta confusiónEste supuesto reportaje, que apareció alrededor de 1993, generó alarma entre cientos, lo que provocó que se propagara por todos lados con ciertas variaciones —a veces no eran 8 arañas, sino 10—.
De cualquier manera, no hay evidencia científica que respalde la información de la supuesta periodista, de la cual, por cierto, no se sabe nada.