En toda lengua existe una serie de palabras consideradas como algo prohibido para usarlas, y entonces uno se pregunta: ¿entonces para qué existen? Pues existen, digo yo, porque en la realidad sí se utilizan en ciertos ambientes, o por “debajo del agua”, es decir, sin que otros se den cuenta.
¿Por qué se consideran a estas palabras como prohibidas? Son diferentes las razones, pero generalmente es alguna de estas tres: porque atentan contra la decencia y las buenas costumbres, porque se tiene miedo a usarlas por temor a recibir alguna consecuencia negativa, o porque se refieren a cosas desagradables.
Por ejemplo, el morirse o que se te muera alguien no es una situación muy agradable que digamos, entonces buscamos palabras que se refieran a la muerte pero que no lo digan directamente. Estas palabras son eufemismos, que las usamos para suavizar el golpe de decir la idea directa y francamente.
Por ejemplo, se muere el dueño de una empresa y entonces el director tiene que informárselo a sus trabajadores… “Estimados colaboradores, les informo que el dueño de la empresa se murió…” ¡No puede hacerlo así! Si acaso dirá que “el señor ha fallecido” o que “ha pasado a mejor vida”, o bien, que “ya descansa en paz” y así se entenderá que el señor ya se “petateó”, o sea, que “ha colgado los tenis”. Incluso se les puede compartir la triste noticia con una frase como: “Don Alvarito se nos ha adelantado en el camino…” Todos estos son eufemismos, palabra que procede del griego eu que significa “bueno” y phemi que es hablar, o sea que el eufemismo es el “bien decir”. Y ya que andamos con los orígenes, le diré que las palabras prohibidas son “tabú”, lo que no se debe decir porque, originalmente, se refería a algo peligroso, que era impronunciable porque al hacerlo se podía recibir un castigo.
La palabra “tabú” es taboo en inglés, y fue introducida por el capitán James Cook en uno de sus famosos relatos viajeros, y pues, la palabra se quedó hasta nuestros días.
Le decía a usted que algunas de estas palabras también se evitan por miedo, por ejemplo, para referirse al demonio, a Satanás, muchos evitan usar su nombre porque les da miedo que se les aparezca el “patas de cabra”, que es un eufemismo para referirse al diablo.
También, le decía, se evitan palabras por decencia y “buenas costumbres”. ¿Un ejemplo? Las nalgas… ¡¿Qué?! ¡¿Cómo dijo?! Sí, así se llama esa parte que todos tenemos pero que nos parece indecente, así que, en su lugar, usamos: posaderas, trasero, pompis, nachas, petacas, las “desas”, las “nailon”, posaderas, pompas, petacas, cabús, el bote y muchas otras.
Y ya con esta me despido, antes de que me “cancelen” por indecente y majadero.
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ME PREGUNTA Rodolfo Díaz: ¿qué significa la palabra porfiar? Es un verbo, ¿verdad? LE RESPONDO: Efectivamente, es un verbo que significa “discutir con tenacidad”. También significa “importunar repetidamente para conseguir algo”.
LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: Algunos confunden el no tener tabúes con no tener principios.