Los pies del adulto mayor

Los adultos mayores pueden desarrollar una serie de molestias en los pies, que pueden desencadenar problemas de cuidado que terminan por afectar su calidad de vida, al punto de volver doloroso una actividad como caminar.

Esto no se debe considerar propio de una edad, sino una afectación que debe atenderse para que no se agrave.

Razones

Tener algún padecimiento en los pies puede deberse por más de una razón. El especialista Eddie Zepeda, protesista-ortesista, nombra en un artículo la pérdida de flexibilidad que se da por la propia edad, con lo que los arcos de los pies se vuelven más planos; afecciones crónicas como la diabetes o la artritis; los problemas circulatorios; el desgaste prolongado por caminar o estar mucho tiempo de pie, e incluso usar un calzado inadecuado.

Problemas comunes

Zepeda considera un número importante de problemas que pueden ser llamados comunes en los pies del adulto mayor.

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Algunos están relacionados con la edad. Es el caso de la atrofia de la almohadilla de grasa, que ayuda a proteger los pies de los golpes diarios. Al no tenerlo, el hueso impacta de manera directa con el suelo, lo que lleva al dolor.

Otro es la osteoartritis, que llevan a una reducción del cartílago de la articulación del tobillo, que lleva, además de dolor, cierta rigidez.

Los problemas también pueden ser consecuencia de una enfermedad degenerativa, como el caso de la diabetes. Sucede así con las úlceras en los conocidos como pies diabéticos, que puede incluso estar acompañado de una pérdida de sensibilidad, lo que lleva a no sentir dolor. Están también los talones agrietados, que pueden causar infecciones.

Otros son crecimientos benignos conocidos como neuroma de Morton, que se siente como tener una piedra dentro del zapato o como si llevaran un calcetín doblado.

El calzado inadecuado o malas prácticas de higiene, como cortarse las uñas muy cortas, pueden llevar al desarrollo de uñas encarnadas, que crecen en dirección hacia la carne blanda del dedo. Suelen ser más comunes en los dedos gordos, y causan dolor, hinchazón y pueden llevar, como cualquier herida abierta, al desarrollo de una infección. Si se tiene diabetes, el riesgo de complicaciones por uñas encarnadas es mayor.

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Los juanetes, también comunes, se desarrollan porque los huesos de la parte delantera del pie se sale de su lugar, lo que lleva a un estiramiento del dedo gordo del pie. Los juanetes pueden causar dolor o no, y no todos requiere ser tratados por médicos, aunque otros sí deban ser operados.

Los callos, por su parte, son capas de piel endurecidas y gruesas que aparecen en los puntos de mayor presión. Suelen ser muy variados y causar desde incomodidad a dolor al caminar, y pueden ser retirados por un profesional de la salud.

Hongos

Otra afectación común en los pies es la aparición de hongos, que se pueden dar en los propios pies o en las uñas. Según el especialista, suelen aparecer con mayor frecuencia entre los dedos, y aunque cualquier persona puede padecerlos, a partir de los 60 años son más frecuentes, lo que lleva a irritación y comezón que es incómoda.

Los hongos no suelen desaparecer por sí mismos, sino que requieren atención médica, que por lo regular llevan a medidas de higiene, adecuada ventilación y uso de cremas.

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Cuidados

Para tener una buena salud, Zepeda hace un recuento de las principales estrategias para los pies del adulto mayor.

La primera es hacer visitas regulares al médico, para que haga una revisión de las extremidades, a fin de que un ojo experto pueda hacer una evaluación a fondo. De igual manera, el adulto o sus cuidadores deben hacer revisiones diarias para estar al tanto de cambios en los pies, como puede ser el color, la sensación al tacto o ver si hay alguna laceración.

Esto se puede hacer durante la rutina de higiene, que debe ser diaria. Se recomienda, salvo que un médico indique lo contrario, usar cremas para hidratar, aunque en las medidas adecuadas para no provocar infecciones.

Se debe prestar especial atención al cuidado de las uñas, y acudir con un especialista, si es necesario, al momento de cortarlas.

Las prendas que se usan para vestir también deben ser elegidas con cuidado. Elccalzado debe ser cómodo, con soporte para el arco y una suela amplia. No se debe pisar el suelo descalzo, sino con calzado o pantuflas, y calcetines limpios, secos, y que no aprieten la pierna, a fin de que no afecten la circulación. El uso de plantillas de espuma también son de utilidad para reducir el impacto que se produce en los pies al caminar.

Otras recomendaciones son más generales, como mantenerse con una hidratación adecuada o evitar fumar.

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