KATHY ACKER / DON QUIJOTE, QUE FUE UN SUEÑO.
Don Quijote cabalga de nuevo. Pero ahora es una mujer, dama andante que vagabundea entre Londres y Nueva York. No son los libros de caballería los que la han enloquecido y lanzado al mundo, sino la experiencia transfiguradora de un aborto. Y no tiene que vérselas con molinos de viento, sino con los hechiceros de su tiempo: con la historia americana y con Richard Nixon, aún líder de un mundo de pesadilla poblado por dueñas de prostíbulos, transexuales y sacerdotes masoquistas. ¿Y qué busca esta imprevisible Don Quijote? El amor, o quizá solo el conocimiento de lo que es el amor, para así salvar el mundo. Pero que los lectores no se engañen: en el universo de Kathy Acker el amor no es más que una dialéctica de amo y esclavo, una mitología cruel, una ficción del lenguaje inventada por los hombres a espaldas de las mujeres, un conflicto entre poderes.
Como su Quijote, Acker vivió entre Nueva York y Londres y se movió en la escena de vanguardia, con gente como David Byrne o Laurie Anderson. La publicación del libro, en 1986, marcó un punto de inflexión en su obra. Con él, Acker emprendió una reescritura radical del deseo, entendido como estructura que desestabiliza la identidad o juego de dominación y resistencia.
Hasta ese momento, el sexo en su obra había sido tratado como una parodia del poder o una mercancía dentro del capitalismo tardío; sin embargo, Don Quijote, que fue un sueño fue el primer libro en el que la autora abordó frontalmente las relaciones sexuales entre mujeres y la fluidez del género. A lo largo del texto van asomando sus influencias, como la apropiación textual de William S.
Burroughs, la performatividad de Gertrude Stein o la teoría feminista de Hélène Cixous, que Kathy Acker no solo absorbió, sino que subvirtió, ganándose los calificativos de “estrella de la vanguardia postpunk” y “primera pornógrafa feminista”.
SOBRE LA AUTORA Kathy Acker (Nueva York, 1947-Tijuana, 1997), novelista, ensayista y dramaturga, construyó una obra personalísima y renovadora a base de sintetizar influencias tan diversas como las de la narrativa de William S. Burroughs, Marguerite Duras o Gertrude Stein, el nouveau roman, la French Theory, el feminismo, la filosofía, el misticismo y la pornografía.
Licenciada en Escritura Creativa por la Universidad de San Diego y con estudios de griego y literatura clásica, vivió entre Estados Unidos e Inglaterra y trabajó como administrativa, secretaria, stripper, performer porno y profesora de universidad. Entre sus títulos destacan Great Expectations (1982), relectura libérrima y subversiva del clásico de Dickens; el consagratorio Aborto en la escuela (1984): «Iconoclasta y propietario de una estética auténticamente beligerante, Aborto en la escuela continúa ardiendo hoy con la misma fuerza con la que lo hizo en su lanzamiento» (Zenda); Don Quijote, que fue un sueño (1986) o El imperio de los sinsentidos (1988).