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LA LICENCIA MENSTRUAL ES UN PASO, PERO FALTAN MUCHOS MÁS

PILI PAVÓN.-

En la Ciudad de México, desde el ciclo escolar 2025-2026, las estudiantes de primaria y secundaria pueden justificar sus ausencias por dolores menstruales incapacitantes sin repercusiones académicas. Esta reforma al Artículo 111 de la Ley de Educación local reconoce la dismenorrea como causa válida para faltar a clase, sin necesidad de comprobante médico, solo con una nota de los tutores.

Aunque la licencia no elimina el dolor ni los malestares físicos que las niñas y adolescentes pueden experimentar, permite que las ausencias a la escuela por los mismos no sean penalizadas. Sin embargo, las faltas sin un esquema de recuperación podrían generar rezago educativo, por lo que, junto a esta medida, esperamos la implementación de apoyos complementarios como tutorías, materiales accesibles y acompañamiento emocional que aseguren que ninguna estudiante se quede atrás.

Este es un primer paso importante, pero aún queda muchísimo por hacer. La falta de infraestructura adecuada en las escuelas, como baños privados y productos menstruales, sigue siendo una barrera para muchas estudiantes. Además, la implementación de la reforma requiere sensibilización y capacitación del personal educativo para evitar estigmatización y garantizar un trato digno.

En México, el 43 % de las estudiantes prefieren no asistir a la escuela durante su menstruación, y el 30 % recurre a improvisaciones como usar papel higiénico por falta de productos adecuados. Estos datos no solo reflejan un problema de acceso, sino también el impacto emocional: miedo, vergüenza, ansiedad y sensación de que su cuerpo es un obstáculo para aprender. Cada ausencia injustificada, cada comentario de desaprobación, deja huella y puede afectar la confianza y autoestima de las estudiantes.

La educación menstrual integral, la familia, los docentes y la sociedad juegan un papel crucial. El apoyo emocional y práctico -escuchar, entender, ofrecer soluciones y no minimizar el dolor- permite que las niñas puedan vivir su ciclo con dignidad y mantenerse al día con sus estudios. La menstruación no debe ser un tema tabú ni motivo de discriminación; acompañar y educar es más importante que nunca.

Las políticas públicas deben ir más allá de permitir ausencias justificadas. La creación de lactarios escolares, baños limpios y privados, acceso a productos menstruales gratuitos, tutorías y campañas de sensibilización son acciones concretas que aseguran que las estudiantes no se queden rezagadas ni se sientan solas durante su ciclo menstrual.

Desde Fundación Femmex insistimos: este es solo un primer paso. Es esencial que otras entidades federativas sigan el ejemplo y que el Estado, las instituciones educativas y la sociedad trabajen de manera coordinada para eliminar las barreras que enfrentan las estudiantes menstruantes y garantizar su derecho a una educación libre de discriminación, rezago y estigmatización.

Porque la menstruación no debería ser un límite para aprender ni un motivo de castigo. Cada niña que recibe acompañamiento y comprensión mientras atraviesa su ciclo está construyendo confianza, resiliencia y oportunidades. Reconocer la salud menstrual como un derecho es reconocer la dignidad de todas las niñas y jóvenes.

Que esta semana nos sirva para cuestionarnos, acompañar y exigir políticas reales que apoyen a quienes menstruan, para que ninguna estudiante se quede atrás.

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