Desde la percepción ciudadana, lo que sería el más ambicioso proyecto para ofrecer un servicio de transporte digno y de calidad en la región se convirtió en un estorbo, que materialmente se traduce en una infraestructura que, lejos de tener una utilidad práctica, dificulta la movilidad cotidiana mientras el tiempo, el vandalismo y el abandono la consumen. El tema del Metrobús o Bus Laguna también resulta estorboso para gobernantes y funcionarios en turno, pues lo que en sus inicios era sinónimo de anuncios rimbombantes de obras y la llegada de unidades nuevas y modernas que nunca se hicieron realidad, pasó a ser la asignatura pendiente de la que hoy en día nadie quiere hablar.
























