
Sobre el suicidio: 'La escucha activa salva vidas', afirma especialista
“Cada año, 700 mil personas se quitan la vida en el mundo. Esto equivale a que cada 40 segundos alguien muere por suicidio”, señala Alejandra Martínez, psicoterapeuta especialista en atención a personas con ideas suicidas y autolesión, quien además expone que estas cifras, dadas a conocer por la Organización Mundial de la Salud (OMS), reflejan no sólo un problema de salud pública, sino también una herida social que afecta a millones de personas.
“Por cada vida perdida a causa del suicidio, hay de seis a diez personas a su alrededor que sufren por él”, señala Martínez.
En México, los datos también son alarmantes: en 1990 se registraron mil 941 suicidios, mientras que en 2024 la cifra ascendió a nueve mil, de acuerdo con estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
En la zona metropolitana de La Laguna, que incluye las ciudades de Torreón, Matamoros, Lerdo y Gómez Palacio, la tendencia también va al alza. “En 1990 teníamos 17 suicidios, el año pasado fueron 114. Lo que podemos ver en los datos del Inegi es que la pandemia hizo que hubiera un aumento mucho más grande de personas que se quitaron la vida”, explica la psicoterapeuta.

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La especialista en atención a personas con ideas suicidas y autolesiones expone también que el fenómeno del suicidio muestra diferencias de género. “Los hombres son quienes cometen más el acto de suicidio, pero quienes lo intentan más son las mujeres”. La diferencia, dice, radica en los métodos: “Si ambos tuvieran el mismo método, las mujeres serían quienes se suicidarían más. Los hombres suelen ser más agresivos y directos, mientras que en las mujeres los métodos permiten rescatar a tiempo”.
Martínez subraya que las señales de alerta existen, aunque muchas veces no se reconozcan. “Señales siempre hay, ya sea verbales o no verbales. Generalmente es ignorancia lo que nos hace no darnos cuenta”. Entre ellas se encuentran expresiones como “ya no quiero vivir”, hablar con insistencia sobre la muerte, despedidas inusuales, aislamiento, cambios drásticos en la apariencia o conductas autodestructivas. También advierte que las autolesiones suelen preceder a intentos de suicidio.
Un tema estigmatizado
Hablar del suicido sigue siendo un reto. “Las generaciones más grandes nos impiden tener un diálogo transversal. Hace siete años era imposible hablar de suicidio, era un tabú. La salud física sí la vemos y podemos ser empáticos, pero cuando se trata de salud mental no hay algo visible que genere esa empatía”, explica Martínez, quien además añade que el impacto en las familias de la persona que se suicida suele ser devastador.
“Lo principal es la culpa, pensar que se pudo haber hecho ‘algo más’. Pero hay que recordar que cada persona es responsable de su vida y de sus acciones. No podemos ayudar a alguien que no quiere ser ayudado”. Además, señala, el duelo por suicidio es distinto al de una muerte natural: “En el suicidio hay mucha más culpa. Lo importante es entender que la persona no quería acabar con su vida, quería terminar con el dolor”.
Para quienes rodean a alguien en riesgo, la especialista recomienda acompañar desde la cercanía y la escucha. “Lo que más desea una persona con ideación suicida es ser escuchada, sin retroalimentación, sin consejos ni juicios. La escucha activa verdaderamente salva vidas”.

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Caminar con el celular en la mano revela más sobre nuestra mente de lo que imaginamos, advierten expertos en psicologíaLa psicoterapeuta también recuerda la importancia de la atención inmediata tras un intento: “Las siguientes 72 horas son críticas porque puede haber un reintento, y a los 40 días también hay un alto riesgo. Hay que evitar que la persona tenga acceso a medios fatales y reforzar el acompañamiento con apoyo profesional”, señala.
Línea de la vida
Hablar de suicidio no lo fomenta, ayuda a prevenirlo. Recibe ayuda en la Línea de la vida: 800 911 2000, disponible las 24 horas los 365 días