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La carga de trabajo puede generar sensaciones negativas que, de no atenderse, llevan a reducir la calidad en todas las esferas de su vida. A este escenario se le conoce como síndrome de burnout o desgaste profesional, y en años recientes se le ha prestado especial atención.
Para esto, Rafael Rivera Rodríguez, director de la Clínica de la Conducta de Servicios Profesionales de Psicología, consultor activo en empresas en temas relacionados con salud y autor del libro Programa de Autocontrol de Estrés, menciona que este tema se ha identificado desde la década de los 70, lo que ha permitido definir que el burnout es una sensación de “agotamiento físico y emocional que se vuelve crónico y que genera una serie de conductas reactivas al trabajo, que pueden llegar a confundirse con una mala actitud”. Esta situación se traduce de varias maneras, dependiendo de la persona.
“El factor original es una sobrecarga de trabajo, que va a tener reacciones de estrés que nos permitirán ver fatiga, problemas de comunicación dentro de la familia, y que puede llegar a ser difícil de detectar si no se habla”, dice. A estas reacciones se suman algunas que puedan llevar incluso a diversas adicciones, como el alcohol o problemas de presión alta, infartos, artritis

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La cultura de trabajo en el país lleva a ver en el sacrificio una virtud, en confundir la productividad con las horas del trabajo, y en aceptar todo trabajo, incluso más allá de las fuerzas, como una fortaleza. Es por un escenarios de este tipo, comenta el director de la Clínica de la Conducta, que comenzaron a verse un mayor número de casos de burnout.
Por esa razón, en 2018 entró en el Diario Oficial de la Federación la NOM-035-STPS-2018 (conocida por NOM-035). Fue creada por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social para atender las preocupaciones formuladas desde la Organización Internacional de Trabajo.
De acuerdo a la propia STPS, la norma “tiene como objetivo establecer los elementos para identificar, analizar y prevenir los factores de riesgo psicosocial, así como para promover un entorno organizacional favorable en los centros de trabajo”. También divide estos mismos espacios por el número de trabajadores que se encuentran dentro, para evaluar las distintas acciones que se pueden llevar a cabo para asegurar un mejor ambiente laboral. Esta es la manera en que Rafael Rivera ha estrechado lazos con diversas empresas y en como ha conocido casos de primera mano.
“Con esto vemos que hay una nueva sensibilidad a los problemas relacionados con el estrés, y podemos encontrar temas como hostigamiento, acoso y burnout. Hay cosas que hemos llegado a encontrar sobrecargas de trabajo orientadas por los directivos, que se hace que se conjuguen varios aspectos. Todo esto hace que el propietario de la empresa dé atención y condiciones saludables para evitar este tipo de estrés negativo. La misma secretaría hace auditorías para revisar que se cumplan estas normas y, de no estar, significarían multas considerables o estar en desventaja ante las distintas demandas laborales".
Si bien Rafael Rivera considera que el estrés es subjetivo, ha visto que hay trabajos en donde existen altas condiciones de estrés y de factores emocionales. Entre estos son el contacto al público o una personalidad de niveles ejecutivos que se denomina personalidad tipo A, expuesta a grandes cargas de trabajo que no siempre son percibidos. Están también los médicos, las personas que laboran en turnos diferentes a los habituales, como los nocturnos.

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En un trabajo, existen dos partes que pueden abonar al bienestar psicosocial: el trabajador y el empleador. Ambos deben llevar un trabajo que asegure la salud.
El trabajador, por otro lado, abona a su salud mental si su salud física está en mejores condiciones, ya que el estrés laboral causa mayores estragos cuando se tienen problemas cardiovasculares o con el peso. Del mismo modo, buscar una asesoría psicológica personalizada es una opción que Rafael Rivera considera que siempre se debe buscar, ya que ayuda a prevenir los problemas.
El empleador debe desarrollar políticas y procedimientos internos que apoyen a la prevención y atención de casos de estrés laboral. Se debe trabajar con la motivación sana, o lo que el psicólogo Frederick Irving Herzberg llamaba los factores higiénicos y motivacionales.
“Se refería a los factores higiénicos como las condiciones de trabajo adecuadas para el trabajador, como horario, espacios y más. Las condiciones motivacionales eran situaciones de sistemas adecuados de incentivos, o programación adecuada de ambiente. Pero eso se tardó mucho tiempo, porque los estilos de liderazgo, y todavía hay algunas partes donde los estilos de liderazgo, hay gente que cree que no se debe motivar para trabajar, que pagarles es suficiente”.
El psicoterapeuta considera que se trata de una mirada errónea, que irá cambiando en la medida que “se empiecen a observar condiciones constructivas más que destructivas, cuando se vean las maneras de generar un mejor trabajador, en lugar de eliminar al malo”.
En su caso de experiencia profesional, Rafael Rivera ha desarrollado el Programa de Autocontrol de Estrés (PACE) que se ofrece en línea y en formato de libro, y que tiene una serie de herramientas para enfrentar el estrés negativos y convertirlo en uno bueno.
En los últimos años ha podido ver que cada vez son más las empresas que guardan un espacio para tener a su propio profesional de la psicología y para hacer actividades como brigadas psicológicas, que están encaminadas a entrenar al personal de la empresa para que detectar distintas situaciones y, luego, sean canalizados con un profesional de la conducta, ya sea dentro de la misma empresa o alguien externo.